LUGAR DE NACIMIENTO CECLAVIN

FECHA 1968

OBRAS ´MUJERES, MANZANAS´ (RELATOS), ´LO IMPROBABLE´ (NOVELA) ´LA SOMBRA Y LA PENUMBRA´ (RELATOS), ´NEVADA´ (POEMARIO). TRABAJA COMO PERIODISTA DE VIAJES Y HA PUBLICADO GUIAS DE CIUDADES COMO CACERES

Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás (Caballo de Troya) es "una caja negra" del escritor extremeño Julián Rodríguez. Como las cajas negras de los aviones, revela cierta verdad que ocurre en su interior. Diario, memorias "prematuras", autobiografía concebida como una novela, esta obra parece un libro sin género definido. Lo que, por otra parte, no importa demasiado. Se habla de arte (de fotografías y fotógrafos), de amor (y sus incertidumbres), de la infancia, de Extremadura, de gentes humildes. Después de Lo improbable y La sombra y la penumbra (ambas publicadas en Debate), esta obra es también una consecuencia de ellas (de su escritura, de sus personajes, de su atmósfera). Hoy se presenta en Madrid a los medios de comunicación.

--¿Qué clase de libro ha escrito?

--Es una caja negra: un diario extendido en el tiempo, unas memorias prematuras, una autobiografía concebida para que se pueda leer como una novela. No es, desde luego, un canto al yo. El personaje que narra está diluido en otras realidades; es el que hilvana el discurso.

--Una de esas realidades es la fotografía.

--Es el arte más democrático que existe, el más asequible para cualquiera. Su avance técnico es escaso, no así el teórico. En estas páginas hablo de su evolución, de su estatuto de documento, de cómo es ficción y documento, algo que es también el libro.

--Otra realidad es la familia.

--Casi todo lo que he escrito trata de la familia. El libro está organizado en torno a ella y para narrarlo lo que hay son otros textos que complementan la peripecia vital del narrador; pero como si fuera una ficción, sometida al poder del narrador, de manera que su lectura sea finalmente de un texto literario.

--Una tercera realidad: el amor.

--El amor es algo que uno no decide y a lo que no puede negarse cuando llega. Existe la necesidad de amar y en la incertidumbre que suscita está la pasión del ser humano; en el amor no decide uno al ciento por ciento. También deciden por ti y eso te lleva a sacrificar la individualidad. Forma parte de las contradicciones del hombre y de los personajes sobre los que escribo.

--Al final del libro hay una reivindicación de la tierra.

--Bien, uno pertenece más a Ceclavín que a Nueva York. Me reconozco de ese lugar y es algo de lo que no puedo escapar. Cuando uno echa un vistazo al pasado y se pregunta quién va a narrar sobre ese sitio como un lugar sin añoranzas, se plantea contar esa realidad. Faltan narraciones sobre lo rural. Pero no me interesa contar sobre lo que se echa de menos sino cómo son los ecos del pasado y reflejar que hoy conviven con el e-mail, la antena parabólica, el ordenador... Quienes viven en esos pueblos están en conflicto: atrapados entre los anhelos, los deseos de la ciudad (por ejemplo, querrían pasar el fin de semana en uno de esos grandes centros comerciales) y el mundo en el que viven. No hago una apología del campo: cuento simplemente el enfrentamiento entre esas dos realidades.

--La cita inicial (con su apunte sobre el fin de la imaginación frente a la realidad) busca el amparo de Galdós.

--Se refiere a un componente ideológico en la tradición narrativa española, que muestra, como hace Galdós, la historia de España y atiende a los desfavorecidos. En los años 20 es una preocupación en autores como Sénder o Carranque; en los 50 en Ferres o López Pacheco, y en estos últimos años en Rafael Chirbes. Ellos escriben desde lo social pero con un lenguaje poético y unas estructuras modernas, más allá del realismo. Esa atención a lo social desde un lenguaje riguroso es lo que me interesa, no escribir a lo Galdós.