Para la mayoría de las mujeres que se dedican al cine, la edad es inversamente proporcional a los papeles interesantes. Que se lo digan si no a Diane Keaton, Melanie Griffith o Michelle Pfeifer. Julianne Moore, que acaba de cumplir 47 años, es una excepción. Y eso le hace sentirse "afortunada". Lo confesó en Madrid al presentar Savage Grace , que se estrena hoy en España. El filme se olvida de los tabús para hablar del fracaso sentimental, la fragilidad humana, la homosexualidad, la soledad y, sobre todo, el incesto. Absténganse los puritanos.

Savage Grace narra la historia real de Barbara Daly, una neoyorquina de la alta sociedad que derrochaba sexualidad y que encontró en su hijo lo que no halló en su marido. No es la primera vez que Moore interpreta a una mujer atormentada. Ya lo hizo en la sobresaliente Las horas y en Lejos del cielo . "Sí, soy una mujer", bromeó ayer cuando un periodista le preguntó sobre su apego a los personajes ultrafememinos.

En tono más serio, la actriz reconoció que los papeles que más le atraen son los dramáticos y los que tienen que ver con las emociones.

A Moore su personaje le resultó "fascinante". Al leer por primera vez el guión, se dio cuenta de que la película era una oportunidad para trabajar y emocionarse al mismo tiempo. No está nada mal que a sus 47 años le pasen cosas así. Muchas actrices maduras ya han tirado la toalla en el intento. "El cine es un negocio y la gente lo que quiere es dinero. La acción es lo que más dinero da, así que hay pocas oportunidades de que un director y unos productores quieran contar una historia interesante como esta", destacó.