Julio Iglesias es una asombrosa fábrica de récords: de discos vendidos, de actuaciones en directo, de galardones. Un tipo, en fin, que lo ha hecho todo en la vida (personal y profesional), pero que no parece dispuesto a arrojar la toalla. En conversación telefónica con este diario, el artista madrileño despliega encanto y cercanía para hablar de tres de sus pasiones: la música, el fútbol y España. Leyenda de la música popular y a punto de cumplir los 70 años, Iglesias actuó el pasado sábado en el Teatro Romano de Mérida, en lo que fue el primer concierto de su gira en España de este verano.

--¿Escucha mucha música?

--Poca, poca... La que ponen mis hijos. Sobre todo la del pequeño, que es el que tiene más gusto. El pone música más consonante, menos asonante. A mí me gusta más la música consonante. A ver si me explico: yo puedo ver a Van Gogh y al mismo tiempo puedo ver a Picasso, a Rembrandt, a Goya, a Velázquez. Pero que me guste Barceló como pintor... eso es otra cosa. Yo llego a las líneas rectas, pero pocas.

--¿Algo que haya escuchado últimamente que le haya gustado?

--Además de mis hijos Enrique y Julio, y aunque parezca mentira, me gusta Justin Bieber en formato acústico, cuando coge la guitarra y canta. Y también Bruno Mars, un genio. Pero mi preferido es Justin Timberlake. Un artistazo. Un tío muy completo.

--En una época en la que todo va tan rápido, con consumos y satisfacciones inmediatas, ¿cuál es el secreto de la longevidad de Julio Iglesias?

--En primer lugar, el alma, que no la tengo arrugada ni vieja. Después, la pasión, que se me renueva constantemente. Y también la disciplina, que es férrea y masoquista. Por último, y lo más importante, la certeza absoluta de que si no canto me muero.

--¿Tanto es así?

--Por supuesto. No creo que haya un artista en el mundo que tenga 70 años que no te conteste lo mismo.

--Si tuviera 50 años menos, ¿volvería ahora a dedicarse a la música?

--Sí, pero no me habría comido un rosco. No me habrían dado tiempo para aprender. Ahora a los pobres chavales les ponen en un concurso, cantan del carajo de bien y al día siguiente ya no los conoce nadie.

--¿Queda algo en el Julio Iglesias del 2013 de aquel Julio Iglesias que empezó en la música en los 60?

--Queda poco, queda poco... Fundamentalmente, la ilusión de aquellos años. De tocar solo con la guitarra pasé a unos sonidos más complicados, a unas armonías más difíciles. O sea, de ser un autor mal intérprete a ser un intérprete mal autor.

--Esto lo ha dicho muchas veces: que cuando empezó cantaba mal.

--Sí, porque lo veo así. Escucho mis discos de hace 40 años y me comparo con ahora y... bueno. Si cantara como hace 40 años, si no hubiera aprendido, no habría podido cantar ni con Sinatra, ni con Plácido, ni con Bocelli, ni con estrellas del rock, del pop, del country, ni con negros ni con blancos. ¿Tú crees que Sinatra me habría dejado cantar con él si me hubiera escuchado cantando La vida sigue igual ? No, hombre, no.

--¿Por qué cree que triunfó?

--Yo creo que ha sido un ejercicio de voluntad, que ha hecho que con poquito talento haya jugado bien al fútbol... Hay jugadores que están en el momento justo y meten goles; otros que juegan bien pero no marcan ni uno. Lo que significa es que no hay que ser el mejor cantante para ser el que más llega al área... Y yo he llegado al área. El arte no tiene ninguna lógica, está muy reñido justamente con la matemática. El arte es un crucigrama que te dan limpio y tu vas poniendo palabras: millones de palabras hasta que lo llenas. Yo, gracias a Dios, aún no lo he llenado. Cuando me estoy vistiendo en el camerino, me entra la ansiedad de salir al escenario. Pero lo que antes era un estado nervioso profundo ahora es un estado ansiolítico: si no salgo a cantar me muero de pena. Cantar en directo es una adicción sin cura.

--Antes que cantante fue portero del Madrid. ¿Le puedo preguntar por el culebrón Casillas-Mourinho?

--Injusto, injusto. Iker es el mejor portero de la historia y dejarlo en el banquillo fue como un secuestro. ¡Es como si a un cantante le dicen que no puede cantar! ¡Como estar muerto en vida!

--¿Cómo ve la próxima temporada?

--Si fichamos a Bale, su conexión con Cristiano Ronaldo podrá ser la contrapartida, si Dios quiere, a la de Neymar y Messi. En todo caso, el secreto del Barça son los Iniesta, Xavi, ese centro del campo, esa vieja escuela de Cruyff que llevan en la sangre. Es lo que permite que Messi marque lo que marca. ¿Viste el partido de España contra Uruguay? Deberíamos estarles agradecidos por lo que han hecho.

--Usted viaja mucho. No sé exactamente dónde vive. ¿Tiene una opinión sobre la situación económica y social de España?

--Cuando estoy en casa la veo con una terrible tristeza, pero cuando estoy fuera la veo con alegría. Me explico: España es un país incombustible, multicultural, con un atractivo histórico para millones de personas de todo el mundo. No podemos desperdiciar el atractivo de un país con el que sueñan millones de personas. Es imposible que un país que produce tantos sueños no pueda soñar. Lo que sí es cierto es que, para tirar adelante, lo que tenemos que hacer todos los españoles es no ser un cualquiera.

--¿Y eso cómo se hace?

--Primero con disciplina. Eso es algo básico. Y no dejando jamás de aprender a aprender. Y con iniciativa competitiva: mientras pensábamos que nuestro producto interior bruto crecía a toda velocidad, el de los daneses crecía más lento, pero crecía todos los días.