Precedida por la estela del escándalo, se proyectó ayer en el concurso de la Mostra Birth , de Jonathan Glazer, con Nicole Kidman como heroína de un intrigante relato que plantea el tema de la reencarnación.

La última visita a Venecia de la actriz fue con la anterior película de Alejandro Amenábar, Los otros , que también versaba sobre muertos vivientes. "No es que sienta una especial fascinación por lo sobrenatural. He elegido hacer este filme porque el guión me sedujo. Al hablar con el director nos entendimos en seguida. Este rodaje ha sido para mí una experiencia muy intensa", afirmó ayer en Venecia, flanqueada por el realizador y sus compañeros de reparto Danny Huston (hijo del gran John Huston) y la no menos legendaria Lauren Bacall.

Anna, el personaje que encarna Kidman, es una mujer que tras guardar 10 años de duelo por su difunto marido se casa con un nuevo pretendiente. En ese momento aparece un niño que dice ser su esposo. Curiosamente tiene 10 años.

El fascinante primer plano-secuencia muestra a un hombre haciendo jogging por la nieve. De repente cae muerto. Esta escena coincide con la del nacimiento de un bebé. Este es el planteamiento del filme. El espectador tiene el mismo escepticismo que la protagonista sobre la verdadera identidad del niño, unas dudas que van menguando a medida que avanza la acción.

Que Anna dé un beso al niño o que comparta bañera con él entra perfectamente en el desarrollo de la historia y sólo puede escandalizar a mojigatos. No hay ningún morbo en dichas escenas sino una gran carga dramática, acorde con el relato.

"He captado muy bien la sensación que vive Anna cuando se topa con esta imprevisible sorpresa. Es una sensación de amor. El guionista y el director han dibujado un camino que me ha llegado muy adentro", añadió la intérprete australiana.

Jonathan Glazer, director de videoclips, demuestra buenas maneras en su segundo largometraje. Sabe mantener la intriga sin abusar de los trucos para jugar con el espectador.