Más de 17 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo avalan el éxito de las aventuras de "Kika Superbruja", un fenómeno literario creado por el alemán Knister que ha entusiasmado a los más pequeños y que ahora llega en su versión más inocente para la gran pantalla.

Desde que en 1997 apareciera su primera aventura, Kika (Lilli en su versión original) se ha convertido en uno de los personajes más conocidos de la literatura infantil, con 19 libros que han sido traducidos a más de 35 idiomas. Con un éxito tremendo en Europa, especialmente en Alemania, Italia y España -donde se han vendido 5 millones de ejemplares-, las aventuras de Kika han pasado ya a los dibujos animados, con una serie producida por la BBC, y ahora dan el gran salto al cine.

"Kika superbruja y el libro de los hechizos" busca repetir el éxito que las aventuras literarias de Kika han tenido entre los niños de 6 a 11 años, que han disfrutado con las peripecias de una niña en la que se ven fácilmente reflejados. Y es que una de las principales características de las historias ideadas por Ludger Jochmann, conocido como Knister, es que a Kika le regalan sus poderes de bruja a través de un libro, pero antes de eso, es tan normal como cualquiera de sus amigos.

Un personaje que en el cine recuerda por su inocencia a la Pippi Calzaslargas que cautivó a los niños europeos a finales de los setenta y que también trata de ayudar a los demás con más o menos fortuna. Porque el objetivo de Knister con las historias de Kika es "transmitir a los niños diversión a través de la lectura", con los trucos de magia que permiten a la niña viajar a través del tiempo, pero también valores como la amistad.

Esos mismos trucos son los que la meten en dificultades, como ha destacado en numerosas ocasiones Knister, para quien es muy importante que las historias de Kika demuestren que no se puede afrontar la vida utilizando un libro para resolver los problemas. Esa filosofía es una de las características más destacadas de las historias de Kika, que siempre trata de salvar a alguien, acompañada (más bien estorbada en ocasiones) por su hermano Dani y con sus amigos Andrés, Carlos y Mónica (enemiga reconvertida en amiga).

Algo que el director alemán Stefan Ruzowitzky (que consiguió en 2008 el Óscar a la mejor película extranjera con "Los falsificadores") ha tratado de plasmar a través no sólo de las amables historias de esta bruja sino con una puesta en escena colorista. Con una notable ausencia de los efectos especiales tremendistas a los que Hollywood nos tiene acostumbrados, el hecho de que Ruzowitzky se haya decantado por una puesta en escena más artesanal es de agradecer.

Sí ha usado alta tecnología -Life Action- para dar vida a animales, como el dragón Héctor, que acompaña a la bruja original, Elviruja -una un poco excesiva Pilar Bardem- en la búsqueda de una joven que la sustituya. Pero ha buscado la fuerza de las imágenes a través de los colores, de vistosas localizaciones y de personajes alocados y extravagantes, en especial el malo de la historia, Jerónimo, que quiere dominar el mundo vestido con batín. Una primera película de Kika que sirve para presentar a los diferentes personajes y para tratar de poner en marcha una franquicia del tipo Harry Potter.

Aunque a las aventuras cinematográficas de Kika les falta no sólo el ritmo y la espectacularidad de Harry, sino el interés por una historia que a pesar de sus colores da una impresión de blanco y negro, de bueno y malo, con unos límites tan marcados como inexistentes en la realidad. Un filme que parece sacado del cine de finales de los setenta y que busca la inocencia de los espectadores infantiles y la complicidad de unos padres que recuerden así su infancia.

Pero, a pesar de los millones de libros vendidos de la historia, esa simplicidad puede ser un lastre para que los más pequeños arrastren a sus padres a las salas de cine. Tras estrenarse en Alemania, "Kika superbruja y el libro de los hechizos" llega esta semana a las pantallas españolas.