Desde que Kiyoshi Kurosawa se dio a conocer en el ámbito del cine fantástico y de terror ha llovido mucho, y en ese tiempo el director japonés ha probado con todo tipo de géneros; pero 'La mujer del espía', la película con la que este año compite en el certamen italiano, es su primer drama de época. Situado durante la mayor parte de su metraje al principio de la segunda guerra mundial, plantea una intriga cuyo telón de fondo son las atrocidades cometidas por Japón en Manchuria y que, mientras contempla a una pareja cuyo amor trata de imponerse sobre la desconfianza que las circunstancias les obligan a sentir, deliberadamente recuerda al Hitchcock de 'Sospecha' (1941) y 'Encadenados' (1946). Kurosawa, eso sí, suple la falta de originalidad a base de elegancia, precisión formal y narrativa y sobrio romanticismo.

Si 'La mujer del espía' deja clara la voluntad de su autor de explorar nuevos territorios creativos, 'City Hall' sin duda es la obra de un director de ideas fijas. Frederick Wiseman lleva más de medio siglo de carrera y medio centenar de documentales explorando las más diversas instituciones con una mirada meticulosa y paciente; y la nueva película, que la Mostra ha presentado fuera de concurso, es uno de sus trabajos más meticulosos y pacientes. Lo es tanto, de hecho, que se le va la mano.

A lo largo de las cuatro horas y media que pasa explorando los quehaceres del ayuntamiento de Boston -donde nació hace 90 años-, Wiseman nos va adentrando en una sucesión de discusiones sobre presupuestos anuales, estrategias para proporcionar vivienda a los ciudadanos necesitados, protocolos de actuación por parte de la policía y otros muchos asuntos cuyo interés resultará más bien limitado para todo espectador que no se sienta directamente afectado por ellos. Y en el proceso, además, se esfuerza tanto por dejar claras las virtudes del alcalde de la ciudad, el demócrata Marty Walsh, que lo más sensato por parte de este último sería usar la película para captar votantes durante su próxima campaña electoral.