Después de una extensa trayectoria en el terreno del cortometraje, Albert Pintó (Terrassa, 1985) debutó en el largo con Matar a Dios en 2017, una comedia macabra en la que compartía las tareas de dirección junto a Caye Casas. Ahora se enfrenta en solitario a su primer gran reto alejado del ámbito independiente gracias a Malasaña 32, producida por Bambú, Warner y Atresmedia Cine, una cinta que intenta recuperar el esplendor que vivió el género de terror hace una década a través de la historia de una familia que a mediados de los 70 se traslada a Madrid desde el pueblo en busca de una vida mejor y se topa con el ataque despiadado de un espíritu vengativo que habita en la casa en la que han invertido todos sus ahorros. Estrenada el pasado viernes, también se puede ver en los principales cines de Extremadura.

--Hasta el momento se le había asociado a Caye Casas, ¿quería iniciar una trayectoria paralela?

--Desde los 14 años, siempre he trabajado en solitario. He hecho 60 cortos, cinco de ellos más profesionales, lo que pasa es que con Caye hicimos proyectos más visibles y directamente te etiquetan como un tándem. Somos amigos, hemos colaborado y seguramente lo seguiremos haciendo, pero también quiero explorar a solas como director .

--’Malasaña 32’ parece un proyecto muy diseñado desde el guion, ¿ha podido incluir en él su personalidad como cineasta?

--En EEUU lo tienen muy claro, hay un sistema piramidal en el que los directores se encargan de guiones ajenos. Nadie se atreve a decir que David Fincher no sea un autor, aunque no haya escrito ninguna de sus películas. Yo empatizo con eso, me gusta que me llegue un guion escrito por profesionales y poder interpretarlo a través de las imágenes.

--¿Qué fue lo que más le atrajo?

--El guion tenía una base que me gustaba, porque reúne muchas capas. La puedes disfrutar por los sustos, pero también hay una reflexión sobre el género, el transgénero, la maternidad, los secretos, la incomunicación, la ciudad y la mujer en un ámbito patriarcal. También el tratamiento del monstruo era muy diferente y arriesgado.

--Hay un aspecto en esta película, que no podemos desvelar, que podría generar controversia si se hace una interpretación homófoba.

--Es un tema peliagudo y me parece triste que así sea porque significa que no hemos evolucionado, hay muchos estigmas a la hora de tratar ciertos temas. Si se simplifica el discurso, estamos perdidos como sociedad. Yo quería hablar de cómo en los 70, como ahora, hay gente que siente su identidad reprimida por culpa del ambiente social y la incapacidad de abrazar la diferencia. Para mí, la falta de comunicación genera monstruos terribles.

--La película se ambienta en los años 70, antes de la muerte del dictador Francisco Franco, un momento en el que la sociedad todavía estaba llena de miedos.

--Se centra en ese momento en el que mucha gente se trasladó a la ciudad con la esperanza de que las cosas iban a cambiar, para tener oportunidades, y se encuentran con que todo resulta hostil y agresivo. La urbe es muy alienante, nos separa, nos desconecta, no nos ayudamos, no nos miramos, cada uno va a lo suyo y en ese sentido es muy actual, porque no hemos cambiado, vamos a peor.

--A pesar del título, la película podría haber transcurrido perfectamente en Barcelona.

--En el fondo lo de Malasaña es un macguffin [elemento de suspense que hace que los personajes avancen en la trama], la idea de cómo una ciudad se come y consume a los personajes. En Barcelona yo la hubiera ubicado en el barrio de Gracia. Pero es bonito jugar con la historia de Malasaña, que ahora es un sitio muy cool y hípster, pero antes era mucho más gris. Y después está el propio juego de palabras : mala-saña.

--¿Le molesta que la comparen con ‘Verónica’ de Paco Plaza?

--Me da mucha rabia. Me encanta Paco Plaza, en el fondo es un honor que me comparen con él, es un genio, pero son películas completamente distintas en los temas que se tratan, en el planteamiento estilístico, en la forma en la que abordan el horror.

--¿Ha dejado de estar de moda el terror en el cine español?

--Hubo un boom y funcionó perfectamente a nivel comercial, no sé por qué se dejó de apostar por él. Entiendo que haya tendencias y que ahora sea la comedia o el thriller, pero lo inteligente es hacer lo contrario a lo que se lleva. Sería bonito que se hiciera más terror, y todo tipo de géneros, eso sería sinónimo de una industria más sana. Yo llevo muchos años en las cloacas y hay mucho talento por ahí debajo, solo falta que se les de una oportunidad.