A la cantante y compositora Cira (Cira Fernández, Badajoz 1977) tuve el placer de descubrirla el año pasado, durante la celebración del Día de Extremadura en el Teatro Romano de Mérida. Me conmovió la gratitud de su voz, la fuerza de su melancolía, el color de sus canciones y esa historia vital de tanto dolor y superación, que sacudió a los que la escuchábamos cantar junto a José Luis Tristancho; o en el momento que la Golondrina revoloteó envuelta en su voz por el Teatro milenario. Siento que llego tarde, porque esta pacense lleva muchos años regalando canciones, honestidad, ternura y buena música, pero nada como resarcirse con esta conversación que se convierte en entrevista al abrir el periódico. Cira, acaba de sacar disco, después de saborear otro éxito en su carrera, cuando tuvo la oportunidad de ser telonera de Luz Casal en Cáceres. En Internet, comentarios de espectadores que fueron a ver a la gallega y salieron del concierto con el disco de Cira bajo el brazo. Otros, que como yo, también la han descubierto. Y es que no hay mejor marketing que hacer las cosas bien. Tan fácil y tan difícil. Pasen y lean.

--Tras muchos años en la música por fin lanza su primer disco ‘Cira’, ¿Por qué ahora?

--Pues porque las cosas se han terciado así, ha sido el momento y ya está. No le puedo decir..., ya tuve un amago de hacer algo cuando vivía en Madrid hace unos años, pero derivó en ese proyecto común Olivenza. Teníamos un toque fronterizo, fusión, aunque eran canciones propias. Luego volví a hacer cosas con mi hermano Ulises. Teníamos un proyecto juntos cuando comenzamos: Cira y yo, y aparte de eso, también he hecho coros con músicos como Tam Tam Go!, Nacho Campillo, Gecko Turner, Duende Josele..., he ido saltando, haciendo cosas propias, en otros proyectos. El disco ha surgido cuando, tras conocer a Pedro Macarro, éste me animó a que lo hiciera. A partir de ahí comenzó todo. El proceso del disco se ha producido en un momento de cambio personal, en muchos aspectos. Hace poco más de un año me mudé a Almendralejo, y fue cuando comencé a componer en casa, en un momento de introspección, y así empezaron a salir las cosas. En unos meses ya tenía el disco.

--¿Como son esas canciones?

--Las canciones del disco son, sobre todo a nivel de letras, vivencias, sentimientos, emociones..., van desde el amor y el desamor, a la pérdida…, mi padre falleció hace unos cuatro años..., la infancia, la madurez, y momentos vitales que es de lo que suelo escribir. También hay algunas letras que me han regalado, Pedro Macarro en esa otra faceta suya, como la canción Incendios.

--‘Incendios’ que da el nombre a la gira.

--Sí, porque el objetivo de los conciertos es incendiar a la gente con nuestra música, con las canciones, de alguna manera. Queremos prender la chispa de sembrar, por ahí, las canciones del disco. Es una canción además que suele gustar a la gente bastante. También hay alguna que me gusta especialmente del disco: Parricidio; la reflexión de una mujer que durante su infancia, tuvo una experiencia difícil de convivencia con sus padres...

--Una gira por salas pequeñas de nuestro país. Tocar en lugares así, ¿es una necesidad comercial o musical?

--Bueno, cualquier proyecto que empieza necesita sembrarse en sitios pequeños. No tiene sentido, si quieres irte a dar a conocer, actuar en grandes salas. Por coherencia, se hace así. En mi caso es así. También es cierto que en casos de cantantes conocidos también lo eligen, a pesar de poder llenar otros espacios, porque las sensaciones son diferentes, es más bonito…, hay que ir sembrando así.

--Telonera de Luz Casal, el pasado 12 de octubre, del concierto que la cantante gallega ofreció en Cáceres dentro de su gira ‘Que corra el aire’, ¿cómo fue la experiencia?

--Preciosa, porque entre otras cosas, soy muy fan de ella. Me parece una de las voces más personales y emocionantes de nuestro país. Se lo dije personalmente, porque pude hablar con ella un poquito, al final del concierto. Tuve esa suerte. A nivel artístico, la verdad es que se vive con cierta responsabilidad. Fue en el palacio de congresos y había mucha gente que no me conocía, pero me alegra saber que gustó. Normalmente, como público, siempre estás deseando que el telonero se vaya para ver a tu artista, al que has ido realmente ver, y a mí, al final, se me acercó mucha gente a felicitarme. Tuve una muy buen respuesta del público. La gente se emocionó mucho con mi voz, me decían.

--En internet hay comentarios que lo confirman, ¿cómo se le queda el cuerpo a una cuando lee cosas así?

--¡Guau! Pues que es genial, ¡que me han descubierto! La idea también era esa: que la gente aprovechara para conocer algo nuevo, y veo, que en este caso, ha sido así.

--¿Qué ha aprendido tras compartir escenario con una artista de la talla de Luz Casal?

--Al margen de la experiencia en sí, lo cierto es que el espectáculo es fantástico. La fuerza que tiene Luz Casal es espectacular, ¡y después de los años que lleva! Lo sencilla que es, lo natural, ¡eso es muy importante! La humildad hace a los artistas más grandes. Ella es muy profesional, tiene una energía brutal.

--En alguna ocasión la han denominado ‘artesana de la música’, ¿se siente reflejada con esa descripción?

--En el sentido de que hago mis propias canciones y tal sí…, lo que pasa es que es un calificativo bastante potente..., me da respeto ese calificativo. Creo que es más correcto para la gente que no solo haga música, sino que también se lo produzca, lo grabe...etc

--Tras proyectos musicales como ‘Olivenza’, o los dos discos autoeditados junto a su hermano Ulises ‘La evolución del Insecto’ y ‘La habitación de la música’, ¿Cómo describiría la etapa en la que se encuentra ahora?

--Bueno, la verdad es que todos estos proyectos han sido experiencias en las que he aprendido mucho, tanto para bien, como para mal. Aprendizajes que vas acumulando, cosas que es mejor hacer, frente a otras que no..., la música es un camino largo y tortuoso pero ahora me siento más tranquila, serena, no tengo ese estrés que quizás tenía al principio de mi carrera, cuando te marcabas muchas metas. Yo ahora no tengo eso. Ahora me dejo fluir, las cosas van fluyendo. Sin forzar nada, las cosas van saliendo con calma, sin presión. Supongo que la edad y la madurez influyen bastante.