Detrás de una voz suave y dulce se encuentra la mujer fuerte y segura que nos defiende a todas. Y lo hace con unas poderosas herramientas: la escritura, la docencia y la investigación; con ellas ha publicado el libro No manipuléis el feminismo. Una defensa contra los bulos machistas (Editorial Planeta, 2019). 272 páginas en las que desmonta las mentiras con las que el machismo intenta desacreditar y acortar espacios al imparable movimiento feminista en su lucha por la igualdad. Con un lenguaje ameno, claro y conciso, Ana Bernal-Triviño (Málaga, 1980) se enfrenta a esos bulos que de forma, a veces consciente y la mayoría inconsciente, hemos asimilado, tristemente, en más ocasiones de las que desearíamos reconocer. Este libro «más que fruto del hartazgo, es fruto de situar una alarma ante la situación que se está viviendo, alarmante» asegura. Mujer, joven, segura y decidida; y la que les escribe, tras hacer la entrevista, dejando escapar una sonrisa de complicidad, sororidad, de victoria y resiliencia. Ya hay una más, y además, es de las nuestras. Pasen y lean.

--‘No manipuléis el feminismo. Una defensa contra los bulos machistas’ ¿Este libro es fruto del hartazgo a tantas mentiras?

--La verdad es que este libro comenzó en el 2015 cuando firmé un artículo, del mismo título, en El Periódico de Cataluña. En aquel momento, previo a la gran manifestación del 8-M, se estaba revitalizando el machismo en esos espacios donde el feminismo iba avanzando. Uno de ellos, las redes sociales (RRSS), donde, para las compañeras, era una manera de encontrarnos a pesar de las distancias físicas u de otro tipo, e incluso por mensajes privados donde compartir experiencias y confesarnos situaciones…etc. Viendo que se ganaba ese espacio, el machismo empezó a entrar de forma muy dura difundiendo muchos bulos, mitos, en las mismas RRSS. Ya hemos visto como en aquellas situaciones en las que Vox gobierna o es socio, se ha prohibido leer declaraciones institucionales en contra de la violencia de género, o a favor de los derechos del niño. Ese es el punto de alarma y el peligro, porque ese discurso machista que estaba en las RRSS, se ha legitimado a través de la política.

--‘Solo con el hecho de crear la duda consiguen una victoria’, ¿Cuánto peso de culpa recae sobre los medios de comunicación?

--Exactamente, los 52 escaños de Vox no salen de la nada, salen porque se ha hecho durante años, con determinados medios de comunicación, un ejercicio continuo para que el discurso, el relato que cuestiona los derechos humanos más básicos, calara en la sociedad creando mitos, bulos, pero creando enemigos imaginarios…, la mentira corre mucho más que la verdad y tiene mas calado. Fruto de esa situación hemos llegado a esos escaños de Vox y ellos mismos se han apuntado esa victoria: el hecho de crear la duda ante personas que consideraban la violencia de género como una cuestión transversal ya, puedan empezar a asumir las denuncias falsas, a pesar de que los datos oficiales, los datos de fiscalía, indican todo lo contrario. Los medios de comunicación crean situación de alarma donde no las hay, y realmente donde debe haberla, que es donde se está atacando la defensa que deberíamos llevar a cabo, pues no se está dando la repercusión que tiene. No solamente crean la duda, sino que han implementado su agenda y han hecho que temas, que no tienen repercusión social porque tienen un impacto minoritario, se convirtieran en el Apocalipsis.

--¿No cree que si existen estos bulos, es porque el movimiento feminista va consiguiendo sus objetivos?

--Claro, por supuesto. Desde las sufragistas, y mucho antes, desde la Ilustración, obviamente se ha hecho una campaña para contrarrestar los avances y los éxitos de los derechos de las mujeres. Para ello se sirven de mucho mitos que a día de hoy seguimos viendo, feminazis, locas, exageradas, que la igualdad ya existe… por lo tanto, para que ese pensamiento heteropatriacal siga existiendo, como no hay argumentos que validen su propia ideología, crean mentiras, se inventan cifras rechazando las oficiales, con un afán negacionista. Su nivel argumentativo es muy débil, muy escaso. Es un fantasma, pero esos picos de reacción patriarcal se suceden cuando el movimiento feminista va avanzando. Esta cuarta ola del feminismo que estamos viviendo es muy peculiar, porque es la ola la que pone en evidencia la violencia sexual. Era un tema muy tabú, estigmatizado, que producía mucho miedo, en el momento en el que las mujeres se pusieron a cuestionar su situación, compartiendo sus experiencias, se ha abierto la caja de los truenos.

--¿Cómo ha sido la experiencia de escribir este libro?

--Ha sido una experiencia dura no solamente porque dañan al movimiento feminista, si no porque terminan por retirar apoyo social a la víctima. De las mujeres y de los hijos e hijas de la víctima. Y eso, lo único que produce, es llevarlas a una situación de mayor desprotección a esas mujeres que puedan pedir ayuda a su propio entorno, se encuentren este discurso en contra de los derechos de las mujeres y las condenen, aún más, a ello. Con este libro hago lo que cada compañera feminista hace desde su parcela, y es, sencillamente, recoger el testigo de las otras mujeres que han luchado por nuestros derechos. Espero crear conciencia en las generaciones actuales para que sean conscientes, lo antes posible, de esta genealogía de mujeres.

-- ¿Cuál es el bulo que hace más daño?

--El de la retirada del apoyo social a la víctima. Bulos en contra de la ley de violencia de género, que puede ser mejorada, pero que ha provocado una reducción de las víctimas; crear el mito de la denuncia falsa; dar valor al síndrome de alineación parental que no tiene ningún respaldo; todos los mitos que alimentan que la ley de violencia de género aumenta los suicidios cuyas cifras demuestran lo contrario. También todo lo que tiene que ver con las víctimas de la violencia sexual. El hecho de que haya representantes políticas como Cayetana Álvarez de Toledo que ni siquiera respete lo que nos dice que tenemos que aplicar; el propio Convenio de Estambul en cuanto al consentimiento, crean una atmósfera muy lamentable. El hecho de que haya machistas que pregunten si va a ser necesario firmar un contrato antes de mantener relaciones sexuales con mujeres…, todo eso evidencia una falta de educación afectivo sexual.

--Si se está a favor de los derechos humanos, se debe ser feminista. Si se está a favor de la igualdad, se es feminista. Entonces, ¿por qué hay mujeres que no lo son?

--Buena pregunta, es la pregunta que nos hacemos todas. Lamentablemente duele, pero por otra parte, ellas también son víctimas de la propia situación, ellas son víctimas del patriarcado. La educación que han recibido las ha convertido en mujeres machistas y, por lo tanto, siguen defendiendo su propia escala de valores por una cuestión de propia supervivencia. Ellas no han nacido machistas como los hombres no nacen machistas. Cuestionar el modelo que han aprendido supone desmantelar todos sus pilares, tradiciones… y hay que hacer mucha autocrítica. El feminismo duele. Hacerse feminista duele porque es reconocer tus errores en el camino, cómo has caído en la trampa, ver cómo has sido manejada y es un proceso en el que te responsabilizas y te echas culpas. No es nada agradable afrontarlo. Pero una vez que das el paso te das cuenta de lo que nos une a todas. El feminismo es una defensa de los derechos humanos y crea leyes para todas las mujeres.

--Al mundo de la política le viene como anillo al dedo aquella frase de Napoleón que decía que «la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana». ¿Al movimiento feminista también le ocurre?

--El feminismo es política porque necesita de la política para implantar sus medidas, pero no es partidista. Es necesaria hacer mucha memoria histórica feminista para que no nos tomen el pelo. Para que no intenten apropiarse de un movimiento no por convicción, sino por acaparar un voto; aunque sea manchando el nombre de feministas como Clara Campoamor cuya ideología y postulado están años luz de lo que dice hoy defender Ciudadanos, y lo utiliza como baluarte. Tenemos la obligación, como feministas, de conocer nuestra historia para reivindicarla al margen de intereses partidistas.

--‘No manipuléis el feminismo’ es otra manera de decir: ¡quítame las manos de encima, que en esta guerra llevamos muchos años!, ¿no?

--Es una manera de decirle a los machistas que no están tratando con unas mujeres ignorantes que desconocen su propia historia. Que tenemos conocimiento y saber que nos da poder, y que por muchos bulos que creen, el movimiento feminista va a estar en frente dando siempre respuestas. Es una manera de marcar una línea roja y decir que no todo vale. Es un compromiso de supervivencia y convivencia entre las generaciones del futuro.

--¿Cuál ha sido, a su juicio, la mejor herramienta que ha tenido el feminismo para llegar a donde está ahora?

--La fortaleza de las mujeres, su propia autoestima porque el machismo nos quita valor y poder, y lo más valioso del feminismo han sido las mujeres que se han rebelado y han dicho: quiero que suene mi voz. La mejor herramienta no solo son las mujeres del pasado sino también la fortaleza de nuestras alianzas, experiencias, que es lo que avala la existencia del feminismo; no aislarnos, y comprobar que si todas hemos vivido las mismas experiencias es por una causa común que se llama patriarcado. La capacidad de crear nuestro propio relato, dando soporte y pilar a todas esas experiencias.

--Dígame tres claves que las mujeres deberíamos tener para tomar decisiones cada día…

--Querernos a nosotras mismas para asumir que podemos hacer las cosas sin que un hombre nos tutele; conocer nuestra propia historia feminista y fortalecer la sororidad entre nosotras aunque sean mujeres que no nos apoyen, ya que son fruto de su propia educación. Como empecemos a separarnos ganará más espacio el machismo.