Rafaela Cano nació en Campanario. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura y ejerce como profesora de Lengua y Literatura en el instituto Zurbarán de Badajoz.

En 2015 publicó su primera novela, Los ojos de Dios, editada por la Diputación de Badajoz. Un éxito del que publicó una segunda edición. Ahora todos los ejemplares están agotados y la autora está pensando en una tercera. El año pasado autopublicó La senda del rey, en Caligrama. Lo que le supuso ser seleccionada para los premios que concede esta editorial, consiguiendo, finalmente, el galardón en la modalidad de best seller. Con este premio, Grijalbo editó su libro, lo que, sin duda, ha supuesto un espaldarazo a su carrera como escritora de novela histórica. El título del libro hace referencia a un camino que la diputación pacense está actualmente limpiando y que tiene su inicio en La Haba, pasa por Magacela, Campanario y Castuera hasta llegar a Benquerencia. Es el sendero que recorrieron los moriscos de Magacela para llegar a Sevilla y ahí embarcar a Berbería, en Marruecos. Localizaciones estas que ahora forman parte de la historia de Rafaela Cano y de ahí el título de La senda del rey. Sendero que ella recorrió porque: «Tenía que ver qué habían visto los moriscos», explica.

--¿Cuándo empieza a escribir?

--Hace tiempo que empecé, pero al principio solo publiqué varios cuentos en el Vuelo de la palabra --un certamen de cuentos de Badajoz-- y en el 2015 mi primera novela, Los ojos de Dios, sobre la inquisición en Llerena y en Valladolid. Me gusta mucho la historia y que tenga que ver con Extremadura.

--El primer libro lo publicó nada mas escribirlo, ¿qué sucedió con ‘La senda del rey?

--Sí, sí. Los ojos de Dios lo presenté a diputación y tras pasar por un comité de lectura, lo editaron y fue el libro más vendido en la feria del libro de Badajoz. La senda del rey directamente lo autopubliqué con Caligrama y tuve la suerte de obtener el premio best seller. La edición de Grijalbo es más cuidada, ampliada y corregida.

--La documentación supongo que habrá sido laboriosa, ¿Cómo se dice: Voy a escribir un libro ambientado en el siglo XVII de historia pura?

--Esta pregunta me la han hecho en la SER. Pues realmente soy profesora de Literatura pero siempre me ha gustado mucho la historia, aunque sinceramente no sé cómo se me ocurrió la idea de los moriscos, pero es como la inquisición, que siempre me han llamado la atención. No sé si me gusta más escribir o la fase previa de investigar sobre personajes o la creación del personaje y buscar lugares para situarlos. Benquerencia y Magacela me encantaron.

--En ‘La senda del rey’ hay personajes ficticios y reales. ¿Qué le supuso recrear uno real?

--La novela histórica no es lo mismo que historia novelada. Son personajes históricos Felipe III, el duque de Osuna, María de Médicis, pero luego yo les doy más libertad, les hago vivir historias o peripecias que ellos realmente no vivían.

Lo más curioso es que me encontré a personas que yo podía haber inventado pero eran reales. En Tetuán encontré a un secretario del sultán, que era real. Eso me sucede también con Diego de Urrea, que parece inventado, pero no. Fue traductor de lenguas de Felipe III y de pequeño se educó en la corte del sultán Muley Zaidan.

--Para los personajes ficticios, ¿se inspiró en alguien?

-Los escritores siempre solemos decir que ponemos algo de nosotros, te dejas llevar por sutilezas. La relación de Tristán y Mencía era típica en el momento [los protagonistas], pero puede tomar algún rasgo de tus vivencias, de tus lecturas y de tus novelas. Pero que haya pensado en alguien a la hora de crear un personaje, no.

--La historia de amor es amarga. ¿Se puede asemejar a la realidad del siglo XVII? ¿O tiene inspiración propia?

--En esta época tuvo que haber muchas historias de amor entre moriscos y cristianos. Igual que la de esta novela.

--El libro está lleno de enseñanza, quizá se deba a su profesión, ¿qué quiere transmitir con él?

--Me gusta mucho la novela histórica, no sé a qué autor le leí: «El escritor debería escribir lo que le gusta leer». Eso es lo que hago. Me gusta leer novela histórica, en las que las mujeres son protagonistas y luchan por conseguir sus sueños. Por ello, tanto en Los ojos de Dios como en esta novela [La senda del rey], aparece la figura de la mujer que se opone a todo lo que se da por sentado en los siglos XVI y XVII. La mujer lucha por romper las ataduras, los hábitos, sus costumbres o la sociedad. Esto no es inventado, esas mujeres existieron. Siempre ha habido mujeres fuertes en todas las épocas que han ido a contracorriente y tanto Beatriz Aralif, en Los ojos de Dios, como Mencía, en La senda del rey, lo son y, precisamente, a mí me gusta trasmitir eso. Luego si los lectores pueden aprender algo más de historia, sobre todo de Extremadura, que tan rica es, pues mejor.

--¿Qué le ha supuesto ganar el Premio Caligrama?

--Me ha supuesto todo, porque yo ahora mismo tengo una perspectiva diferente. Antes no pensaba publicar con Grijalbo, es una editorial que depende de Penguin Ramdon House y para novela histórica es una de las mejores que hay hoy día. Entonces al editar con tanto mimo y buen trato, ha supuesto para mí un lanzamiento que ni en mis mejores sueños. Estaba encantada con autopublicar, había ido muy bien con Los ojos de Dios, incluso estoy pensando en hacer la tercera edición de esa novela y si esta iba bien, ahí seguiría. E igual escribía otra novela, de hecho ya la estoy escribiendo. Pero nunca pensé que me iba a ver en Grijalbo, así que ha supuesto para mí todo. Una inyección de ánimo, aunque esto para mí es un hobby. Que te publique una editorial de esa categoría anima mucho a seguir escribiendo.

--Por último, ¿tiene alguna otra historia en el tintero?

--Estoy escribiendo una tercera novela histórica y vuelvo al siglo XVI para ambientarla. Es una historia muy bonita sobre un personaje histórico, al que le tendré que inventar varias peripecias. Pasa por Badajoz y arranca en Portugal.