El universo, dicho así, en minúscula, de Laura Freixas es femenino e íntimo. También bilingüe.

La autora de Entre amigas es una de las principales conocedoras de la literatura de mujeres en España y una activista en la consideración de una literatura femenina frente a escritoras que la niegan combaten su existencia. Ayer participó en el Seminario de Literatura de Brozas, que organiza el Centro de Profesores y Recursos, y hoy lo hará en el Aula Carolina Coronado de Almendralejo.

Su paso por la edición es una huella casi indeleble de sí misma. Al frente de El Espejo de Tinta publicó entre los años 80 y 90 los diarios de Virgina Woolf, y epistolarios de Sylvia Plath y Jane Bowles, entre otros autores. Como escritora, todos sus trabajos lo atraviesa la impronta de lo femenino.

"Hay una literatura femenina", declara. Hay autoras que han aportado personajes femeninos o situaciones nuevas como las relaciones entre madres e hijas o entre amigas, no tratadas antes por la literatura.

Desmontando tópicos

Freixas ha desmontado o confirmado algunos tópicos relativos a las mujeres y la literatura. Por ejemplo, que ellas leen más, lo que es cierto, según afirma después de analizar estadísticas nacionales sobre lectura. Es cierto también que lo que escriben las mujeres lo leen éstas más que los hombres; pero es incierto que las mujeres escriban para mujeres. Y desde luego ni ganan más premios, ni dominan el mundo editorial, ni copan las listas de libros más vendidos.

El universo íntimo de Freixas arranca en su adolescencia. De ahí data la escritura de sus primeros diarios, que no ha abandonado. "Hoy no se escribe un diario con la misma libertad que en el siglo XIX --dice-- porque sabemos que tal vez se acaba publicando". ¿Publicará el suyo? "Si lo hago, pienso dejar de diez a veinte años entre la escritura y la publicación. Mientras más tiempo se deje, el nivel de intimidad es mayor".

Sorprende la abundancia actual en España de diarios, de autobiografías, de memorias, eso que se ha unificado bajo la denominación de literatura del yo . "Pero sigo diciendo que aquí no existe esa tradición porque no hay confesión, intimidad, la intimidad de la persona ante el espejo en el que se dicen las verdades".

Educada en el Liceo francés y en Inglaterra, donde sí se da esa tradición, Freixas leyó a esos autores de lo íntimo que luego pudo publicar en España. "Me gustan --dice--los diarios de Virginia Woolf, de Anais Nin, de Kafka; y en España, los primeros que publicó Andrés Trapiello".

De una pionera memoriosa, Teresa de Jesús, escribió el prólogo de El libro de la vida . Se extraña de que Ray Loriga dirija una película sobre la santa de Avila, que la pasada semana se rodó en Cáceres. Freixas, que estudió la obra de la escritora abulense sin llegar a leerla en el bachillerato, la descubrió con el tiempo. "Me encontré algo vivo, una fuerza emocional arrolladora, una inteligencia, un apasionamiento y unas actitudes que a mí me sirven hoy; por ejemplo su idea de la humildad, o su crítica a la falsedad de las apariencias".

Freixas no ve problemas en el futuro bilingüe de Cataluña. "El Estatut era innecesario", afirma, pero cree que en España se tiene una visión exagerada de las cosas (políticas) que ocurren allí. "No creo que el castellano esté en peligro --insiste--. Lo importante es que dominen las dos lenguas".

¿Por qué escogió entonces el castellano para escribir? "Porque no me he sentido del todo catalana. Mi padre era catalán y mi madre castellana. Y en Cataluña sentía ganas de salir al mundo, y el castellano, además de la lengua materna, era la lengua culta y de mayor proyección". Nunca llegó a escribir bien el catalán. "Soy de la última generación que no lo aprendió en el colegio".