El escritor peruano Mario Vargas Llosa invitó ayer a los niños inmigrantes del colegio de Rinkeby, un populoso barrio ubicado a las afueras de Estocolmo, a "leer un buen libro", porque, les dijo, además de un buen entretenimiento es la mejor forma de progresar y alcanzar los sueños.

"Believe me. Read a good book" ("Creedme, leed un buen libro") fue la frase que pronunció el escritor ante el joven auditorio que expectante esperaba escuchar las palabras del literato en la biblioteca del centro, ubicado a unos 15 kilómetros al norte de la capital sueca y en el que estudian niños y adolescentes que hablan noventa lenguas diferentes.

Vargas Llosa fue recibido a la puerta del colegio por una joven somalí de 14 años y cubierta con un velo. La alumna condujo al Premio Nobel de Literatura hasta la biblioteca de la escuela tan sólo a pocas horas de que recoja en Estocolmo el preciado galardón de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia.

El literato escuchó paciente a los escolares. Primero, los estudiantes le dieron la bienvenida en diversos idiomas, entre ellos el español, el turco, el griego, el polaco y el somalí, y tras el desfile de un coro de niñas que, con velas encendidas, entonaban canciones navideñas en honor de Santa Lucía, un grupo de alumnos leyó un cuento en el que uno de los protagonistas se llamaba Mario.

A continuación tomó la palabra Vargas Llosa y se dirigió a ese "pequeño pueblo del mundo", como se conoce a Rinkeby, ejemplo de una convivencia en paz. El autor animó a los jóvenes a "luchar contra la ignorancia" y a valorar la diversidad como algo fundamental que "enriquece nuestras vidas".

La literatura es para el autor de La fiesta del chivo motor de progreso y anhelo de sueños, pero, dijo, además no hay nada que no pueda proporcionar "mayor entretenimiento y felicidad que una buena novela o poema".