Si algo nos ha enseñado el finiquitado 2017 es que buena parte de los mejores descubrimientos editoriales ha habido que buscarlos en los sellos independientes, que han pisado los talones (e incluso les han pasado la mano por la cara en lo que respecta a calidad) a los gigantes editoriales. Así que habrá que mirar también con mucha atención en esos estantes para prever cuáles serán los libros que hay que leer en este 2018. Porque cabe suponer que buena parte de las tendencias del pasado año proseguirán en este. A saber: el afianzamiento de las mujeres y de los libros que las piensan en el mundo, la pluriculturalidad amén de la recuperación de algunas joyas ocultas en el pasado. Ahí van nuestras propuestas.

FICCIONES POR EL MUNDO

Habrá que esperar a abril para poder leer uno de los títulos más esperados del año, Lincoln en el bardo (Seix Barral), en el que el gran George Saunders deja a un lado su probado magisterio como autor de relatos para dedicarse a una novela que explora el duelo del famoso presidente por la muerte de su hijo. Ganó el Man Booker, será publicada por Seix Barral y promete ser uno de los platos fuertes de la temporada. Pero antes llegará otro clásico vivo norteamericano, Richard Ford, que en Entre ellos dos (Anagrama, el próximo día 17) evocará la historia de sus padres, que sin duda será tan redonda como la que le dedicó solo a su madre.

En el ámbito italiano destacan dos nombres: uno muy joven, Paolo Cognetti, que con Las ocho montañas se ha alzado con el Premio Strega (Random House, marzo), y el veterano Gianni Celati, que con Lunario del paraíso (Periférica, febrero) se merece tener mejor suerte lectora en este país.

PASIONES DIVERSAS

El premio Nobel turco Orhan Pamuk compone, con La mujer del pelo rojo, una historia apasionada que bebe del clásico Edipo Rey de Sófocles sobre el parricidio y, viceversa, y también de un cuento persa sobre el asesinato de un hijo. Será en marzo de la mano de Random House.

Algunas damas como Edith Pearlman y sus cuentos recogidos en Visión binocular, una joya cuentística (Anagrama, enero), y Edna O’Brien y Objeto de amor (Lumen) nos dejarán sin respuesta a la pregunta de por qué narices no han sido mucho más reconocidas hasta ahora. A ellas se une alguien mucho más joven pero con igual talento, la irlandesa Maggie O’Farrell, que regresa con La primera mano que sostuvo la mía (Asteroide), dos visiones distintas de la maternidad. Y habrá que tener en cuenta Días sin final (AdN), del también irlandés Sebastian Barry, una historia de amor homosexual en el marco de la guerra de secesión.

De Francia llegará en marzo el último Goncourt, con El orden del día (Tusquets), de Éric Vuillard, una novela que hurga en la connivencia burguesa que facilitó la llegada al poder de Adolf Hitler. Y Pequeño país (Salamandra, en febrero) del franco-ruandés y rapero Gäel Faye, que fue la sensación en Francia hace dos años.

PESOS PESADOS

Hay vida después de Patria. Fernando Aramburu regresa con un libro memorialístico que promete también ser el más personal: Autorretrato sin mí (Tusquets, febrero). Intenta mostrar un perfil esquinado del autor pero es mucho más. Y otro grande de las letras españolas, el asturiano Ricardo Menéndez Salmón, se adentrará en el territorio del thriller para hablarnos de la complejidad del mundo contemporáneo con Homo Lubitz (Seix Barral). Antonio Muñoz Molina dará rienda suelta a sus querencias literarias en Un andar solitario entre la gente (Seix Barral, febrero), la que quizá sea su novela más experimental: un paseo literario que le sirve para seguir los pasos de los grandes flaneurs de la literatura. Mario Vargas Llosa promete con La llamada de la tribu (Alfaguara), sus memorias intelectuales. Javier Marías (Cuando los tontos mandan, Alfaguara, marzo) no dejará títere con cabeza en sus incendiarias y enfurruñadas columnas periodísticas. Y completa el plantel Que nadie duerma (Alfaguara), la nueva novela de Juan José Millás, una historia de amor y venganza. .

ULTRAMARINOS Y RENOVADORES

Atención a Este es el mar, de la excelente cuentista argentina Mariana Enríquez (Anagrama, febrero), una propuesta del todo original: una aproximación al fenómeno fans trufada de elementos fantásticos. De Patricio Pron, Lo que está y no se usa nos fulminara, otro de sus títulos complejos para una recopilación de cuentos. Y, por supuesto, también a los ensayos literarios de Juan Gabriel Vásquez, Viajes con un mapa en blanco (Alfaguara, febrero); Fractura, de Andrés Neuman (Alfaguara, febrero), y Mírame (Anagrama), la nueva novela cargada de ruido y de furia del también colombiano Antonio Ungar.

Habrá que estar atentos Manuel Vilas y Ordesa (Alfaguara), una crónica personal y un diagnóstico melancólico de España, y a Jon Bilbao, que con El silencio y los crujidos (Impedimenta, febrero) intentará refrendar el éxito de Stromboli.

LOS MÁS LEIDOS

Indiscutiblemente, El legado de los espías (Planeta), la primera novela de John LeCarré en 25 años, será uno de los grandes hitos del año. Habrá que ver si el gran autor británico mantiene el tipo en esta historia protagonizada por Peter Guillam, compañero del inolvidable Smiley y que cierra el círculo del ciclo que el autor inició en 1962 con Llamada para un muerto. También tiene muchos números a la hora de conectar con los lectores Loca de Chloé Esposito (Planeta), primera entrega de una trilogía que se completa con Mala y Peligrosa y que podría definirse como una Bridget Jones con mala baba.

PENSAR EL MUNDO

Marina Garcés, una filósofa imprescindible para estos tiempos confusos, publicará en marzo Ciudad Princesa (Galaxia Gutenberg), una reflexión sobre la onda expansiva de los movimientos antisistema opuestos a las consecuencias de la inflada burbuja del 92. También habrá que estar atentos a Vivir bien la vida (Salamandra), un texto confesional de J. K. Rowling que nace de una conferencia que dictó en Harvard sobre la experiencia del fracaso y el poder de la imaginación.