¿Un perturbado que a sus 24 años ha perecido como consecuencia de su arrogancia, de su ingenuidad, de su irresponsabilidad o de su estupidez? ¿O un aventurero de nobles ideales que despierta profunda admiración por su valentía y coraje? El relato de la muerte de Chris McCandlees en su temeraria aventura de adentrase solo, sin mapas ni brújula, por los nevados bosques que rodean al monte McKinley, en la agreste e indómita Alaska, suscitó una enorme polémica cuando en 1993 apareció en la portada de la revista Outside .

La redacción se llenó de cartas de admiradores y detractores afectados por la tragedia de este autostopista culto, recién licenciado en Historia y Antropología en la exclusiva Universidad Emory de Atlanta. Hacía dos años que no se hablaba con su adinerada familia, que se enteró por hacienda de que había donado los 24.000 dólares que guardaba en el banco a una ONG. Jon Krakauer, autor del reportaje, decidió entonces indagar con mayor profundidad en el periplo de un viajante que decía que "en la vida no has de poseer más de lo que tu espalda pueda cargar". De ahí nace Hacia rutas salvajes (Zeta Bolsillo), el libro que fascinó a Sean Penn, que se embarcó en el complejo rodaje del filme acaba de llegar a las salas.

Krakauer, experimentado alpinista, no lograba apartar de su pensamientos pormenores de la muerte por inanición del muchacho. Para él, un joven apasionado y vehemente, que poseía una veta de obstinado idealismo que no casaba con la vida moderna". Así fue como el escritor reconstruyó dos años de vida nómada que lo llevaron a recorrer los parajes más salvajes de Norteamérica, empezando por el Cañón del Colorado.

McCandlees cambió de vida y de nombre. En su peregrinaje se hacía llamar Alexander Supertramp. Admiraba a Tolstoi por su renuncia a riquezas y privilegios, y a Jack London por el espíritu de aventura que se apoderaba de él cada vez que releía Colmillo blanco . Adoraba al capitán Akab, de Moby Dick . Le atraía el peligro, superar adversidades y subrayar frases que acababan convirtiéndose en leyes existenciales. Como esta cita de Henry David Thoreau: "Más que el amor, el dinero o la fama, deseo la verdad".

Penn altera el orden narrativo del libro, que comienza con el descubrimiento del cadáver, algo que en la película se reserva para dar mayor emotividad al tramo final. El guión va y viene en el tiempo, esforzándose en dar respuesta a por qué Chris decide romper con su familia. En este sentido, el cineasta da voz a la hermana, que apenas se cita en el libro.