Las cifras aún calientes de los editores de EEUU son espectaculares: en los dos primeros meses del 2011 los libros en formato digital sumaron ya el 27% de las ventas, un 169% más que en enero y febrero del 2010. Los libros impresos, en cambio, han caído un 25%. En solo un año. Las cifras de los editores españoles también son llamativas: las ventas reales de e-books en las diversas librerías on line no llegan aún al 0,5% del mercado. El despegue se aplaza una y otra vez pero quizá en el 2011 alguna rueda se levante del suelo: atención a las últimas novedades (FNAC pone un pie en el ipad), anuncios (Amazon se prepara, Telefónica también, y los canadienses de Kobo...) y tendencias (la suscripción, con Círculo de Lectores calentando motores).

Hay varias explicaciones para este retraso, y muchas de ellas difícilmente cambiarán a corto plazo: el proceso de digitalización en EEUU va con tres años de adelanto respecto a Europa, la economía española está como está (la suma de tablets y e-readers vendidos aquí ronda solo los 300.000, según la distribuidora digital Libranda), las librerías electrónicas solo han estallado a base de gangas en países donde no existe el precio fijo del libro y el terror a la piratería (esa sí que ha despegado) hace que los editores españoles suministren sus novedades a cuentagotas y no siempre a precios razonables. Pero si en EEUU el empujón digital vino con el Kindle de Amazon (compra fácil y barata), las réplicas a este modelo (el Nook de Barnes & Noble) y el ipad de Apple, estas experiencias se verán trasplantadas a España en los próximos meses.

Comprar en FNAC, para leer luego en el iPAD

El lanzamiento del ipad revolucionó el mercado. Aunque se espera que se acaben consolidando dos tipos de dispositivos para dos tipos de lectura (según argumenta el último informe de la Fundación Telefónica, los e-readers de tinta electrónica para la lectura reposada, las tabletas y smartphones para la discontinua y futuros libros-aplicación), el impacto de las tabletas ha obligado a reaccionar a Amazon y a los fabricantes de e-books , que no pueden ofrecer muchas menos funciones por solo algo menos de dinero. O Kindle más baratos (acercándose cada vez más a los 100 euros) o casi tabletizados (Amazon ha encargado componentes para fabricar 800.000 Kindle de color).

Todo esto en EEUU, no en España. Apple sigue sin lanzar su ibook Store en España pero en cambio sí mantiene aún su amenaza, anunciada el pasado enero, para garantizarse el monopolio como librería (quedarse a partir de junio con el 30% de las ventas o suscripciones a través de las aplicaciones para ipad o iPhone). que ha frenado en seco los proyectos de librería electrónica para ipad y ha hecho que las pioneras Leqtor y Todoebook, anunciadas el pasado otoño, no hayan podido incluir en sus catálogos los libros (aún solo 3.500) de las grandes editoriales españolas distribuidos por el pool Libranda. Ha sido esta empresa la que acaba de desencallar la situación para mantener (de momento) a los libreros, y no solo a Apple, como intermediario entre editor y lector. Libranda ha desarrollado una aplicación que permite leer en el ipad (y pronto en dispositivos con Android) sus libros protegidos por el DRM de Adobe tras comprarlos en una librería electrónica. Leerlos, que no comprarlos directamente (aquí entraría el disuasorio 30%).

El sistema, algo engorroso al registrarse pero cómodo después, requiere instalar una aplicación gratuita de la App Store, comprar los e-books en la web de la librería elegida a través del navegador de internet Safari y descargarlos en la aplicación. FNAC ha sido la primera que ha dado este paso con la aplicación FNACibook, que ya permite descargar y leer los libros comprados en su página web en castellano y catalán. Otras cadenas están pendientes de que Apple apruebe sus versiones de la aplicación de Libranda.

Que viene Amazon (también Telefónica)

Otra de las dificultades para la implantación de la lectura electrónica en España ha sido la confusión de los usuarios. "Los lectores no saben en qué dispositivo pueden leer los libros comprados en una determinada librería. Hay confusión, y aunque no sea nuestro papel empezaremos a hacer pedagogía en nuestra web", explica Arantza Larrauri, directora general de Libranda. El modelo abierto (poder comprar en varias librerías y leer en varios aparatos lectores) gusta más en teoría que estar atado a un formato propietario (comprar en Amazon libros que solo se pueden leer con su Kindle). Pero este último (que permite elegir, comprar y leer en segundos) es infinitamente más sencillo y, sobre todo tras las últimas versiones que permiten leer también en tabletas y PC, es el que ha animado a millones de lectores en EEUU. Ahora parece que está a punto de llegar a España, como sucedió el mes pasado en Alemania, si Amazon y los editores se ponen de acuerdo sobre la política de precios y porcentajes. De momento lleva fichados varios ejecutivos con experiencia en el sector en España. Aunque en caso contrario puede acabar llegando sin oferta de libro electrónico (como en Francia) o solo en inglés, como de hecho ya sucede ahora. Porque nada impide comprar hoy libros en inglés más baratos que en español (o que no están digitalizados aquí). ¿Acabará desplazándose la lectura (y el negocio) del español y el catalán al inglés entre las generaciones más jóvenes?

De momento, Amazon tendrá clones locales, al igual que en EEUU la librería Barnes & Noble es el segundo jugador en el mercado. Varias cadenas españolas preparan el lanzamiento de e-readers económicos conectados a sus librerías. Una de ellas, al menos, asociada a los canadienses de Kobo, que anunciaron sus planes en Fráncfort. Y falta por ver con qué sorprenderá Telefónica, con Movistarebooks.

La alternativa pasa por implantar la suscripción

En el informe de la Fundación Telefónica, el responsable del frente digital en Planeta, Santos Palazzi, apostaba por el modelo de suscripción: una tarifa plana que dé acceso a un determinado número de libros, o de horas de lectura. Lo ha experimentado Disney en EEUU (menos de 8 dólares al mes) y en música el modelo de Spotify es tentador (tanto financiado con publicidad, aunque tanto los ingresos como la tolerancia del lector tienen límites, como sobre todo de pago). En la presentación de este informe se filtró que Círculo de Lectores prepara un modelo de este tipo, que sus responsables prefieren no confirmar aún.

Precios más reducidos: quién paga el pato

Otro problema en España: las editoriales intentan que el pastel siga repartido entre autor, editor, distribuidor y librero. Pero eliminar a impresor y distribuidor solo da para una rebaja del precio del 20% al 30% respecto al libro en papel, que la mayoría de editores ya aplican. Para ir más allá, o el autor prescinde del editor, o el editor del librero, o las plataformas tecnológicas de editor y librero (Amazon ha creado ya cuatro sellos propios)...

El caso es que el usuario no está dispuesto a pagar más de 10 euros (y muchos nada). Un indicio: aunque los editores han subido los precios de sus best-sellers y novedades, en el top 20 de Kindle de este semana en EEUU, 7 libros estaban por debajo de los 5 euros, 11 entre 5 y 10 y solo 2 por encima de esta cifra. Porque puestos a eliminar, aunque quien tiene todos los números de perder es el librero, también se puede eliminar la calidad.