Tener un padre empresario, ganadero, médico, periodista, torero o deportista puede influir a la hora de decantarse por una profesión. Este es el caso de las 17 parejas de testimonios que han recogido las periodistas Eva Orúe y Sara Gutiérrez en el libro Padres e hijos. La herencia del éxito (Ediciones B). El periodista Luis del Olmo, el torero Pedro Gutiérrez Moya --conocido como El Niño de la Capea--, el motociclista Angel Nieto y el fiscal Cándido Conde-Pumpido son algunos de los personajes que han aceptado reunirse con sus respectivos hijos para hablar de la relación paternofilial.

"Buscábamos varones que se dedicaran a la misma profesión y que fueran conocidos por tener algún mérito en la vida", explica Gutiérrez. En principio, se comprometieron a hacer 10 o 12 parejas, pero "el trabajo resultó tan interesante que fuimos ampliando en edad y profesiones", prosigue. La intención del libro no era hacer una peculiar historia de España pero, al tratar con generaciones distintas, "descubrimos que las entrevistas captaban cómo había evolucionado el país en muchos de los ámbitos", relata su compañera.

Cada parte tiene sus pros y sus contras. El punto de arranque fue, en general, más duro para los padres porque la mayoría partieron de cero, sin ayudas directas o indirectas. Con el paso del tiempo, los hijos han gozado de más posibilidades.

"Desde afuera, siempre nos parece que los hijos de lo tienen más fácil. Yo lo sigo pensando --confiesa Orúe-- aunque sólo sea porque han recibido una formación mejor que la de cualquier hijo de vecino". A pesar de ello, reconocen la dificultad añadida que tiene el hijo para saber hasta qué punto llegan por sí mismos o por tener los padres que tienen. Y si, además, el padre es muy bueno en su profesión, " la comparación es inevitable".

LA SELECCION En cuanto a la elección de los protagonistas, apuntaron alto intentando entrevistar al monarca español y a su hijo, que muy amablemente rechazaron su petición. En general, el problema con el que se toparon fue que no sabían si padre e hijo se llevarían lo suficientemente bien como para pasar juntos 24 horas. Algunos se negaron a participar porque no se hablaban entre ellos y, añaden, "hubo alguno que nos preguntó cuánto le pagaríamos".

Los que sí se prestaron a ser entrevistados pudieron aprovechar la oportunidad para conocerse a fondo. "Miguel Reina se emocionó y llegó a llorar cuando su hijo le dijo que le quería y le admiraba mucho", recuerda Gutiérrez. "Nos desactivasteis", les dijo el artista Pablo Genovés al rememorar el encuentro que duró un día entero. "Los mecanismos de defensa del entrevistado, al tener enfrente al hijo o al padre, se neutralizan; y eso redunda en beneficio de la sinceridad de la entrevista", afirman.

Aunque no tienen previsto hacer una segunda parte sobre madres e hijas, consideran que podría ser interesante hacer un libro sobre la relación entre padres e hijas, ya que, en muchos casos, son las que están tomando el relevo. "El primogénito ya no tiene privilegios, sino el que vale. Y el que vale también puede ser una mujer", concluyen.