El historiador y profesor de la Universidad de Extremadura Enrique Moradiellos analiza en un libro las relaciones entre Franco y Churchil durante la II Guerra Mundial, marcadas por parte británica por una política de "palo y zanahoria", con la oferta de ayuda económica por un lado y por otro la amenaza de intervención de la poderosa Royal Navy, dijo el autor en la presentación en Madrid esta semana.

Enrique Moradiellos (Oviedo 1961) dijo que Franco frente a Churchil (Península), examina las relaciones de los dos países que "fueron importantes para el desarrollo de la guerra y para la supervivencia de Franco".

Franco sabía cuáles eran las condiciones del país después de la guerra civil, un ejército sin material, hambre, dependencia económica sin cosechas ni industria, el trigo y el petróleo llegan de América y se necesitan los certificados navales para pasar el bloqueo británico hacia Alemania, además era consciente de la vulnerabilidad de Canarias y del norte de Africa, que no se podrían defender en caso de ataque, añadió.

El estudio que parte de la decisión británica de no intervenir en la guerra civil española (1936-1939), analiza las relaciones entre los gobiernos de Gran Bretaña y España durante esos seis años que duró la guerra, septiembre de 1939-agosto de 1945, en los que Churchil desarrolla una estrategia que trata de controlar a Franco para que no se una a los alemanes.

El libro aborda estas relaciones desde tres dimensiones fundamentales, el ámbito político-diplomático, el plano económico-comercial y el orden militar estratégico.

LA DISUASION Moradiellos dijo que los británicos siguieron una política de disuasión haciendo ver al gobierno de Franco que la Marina podía amenazar las costas españolas y que podían ejercer un bloqueo real a la entrada por mar de suministros procedentes de América, tanto de combustible como de alimentos, para que no tomaran partido en la guerra al lado de Alemania.

De hecho, Franco se mantuvo al margen de la contienda, aunque en 1940 se declaró "no beligerante" nunca entró en la guerra, añadió el autor, que recordó cómo el envío de la División Azul, 48.000 hombres, al frente ruso, se repatrió en 1944, cuando llegaron los soldados aliados, para evitar tener que disparar contra ellos y entrar en la guerra.