El personaje de la forense Kay Scarpetta cumple 20 años. En este tiempo, Scarpetta y su autora, Patricia Cornwell (Miami, EEUU,1956) se han convertido en un referente en los aderezos de las escenas del crimen, desde la novela Post mortem (1990) hasta la consagración definitiva (dos años después) con La jota de corazones . Desde entonces, el depósito de cadáveres se ha convertido en el decorado de las pulcras autopsias, de las técnicas sofisticadas, de diálogos de humor negro, de la visión más escatológica (al estilo de Bones ) o del desfile de maniquís (de escotes y bíceps) de los CSI de Miami. Para Cornwell, CSI no es más que un acrónimo de Caterva de Seres Insoportables.

El nuevo libro, Scarpetta , el 16 de una serie de 17, arranca con nuestra protagonista como consultora de la Policía de Nueva York, trabajando en el asesinato de una mujer menuda. Novela más luminosa que otras, menos tenebrosa y con solo algún suvenir erótico, se desarrolla dentro de un matrimonio de enanos (vendría a ser la versión gore del reality Un gran mundo pequeño): descubrimiento del cadáver con múltiples estrangulaciones, desconcertantes pautas criminales y numerosas conjeturas, centradas en el prometido como sospechoso "de un acto premeditado de motivaciones sexuales, perpetrado por alguien con un material de asesinar que incluye bridas, lubricante y una pulserita de oro de diez quilates" que le aprieta el tobillo.

Thriller que no se escapa de los interludios emocionales de los protagonistas ni de los restos de tejido cerebral adheridos a las batas, Scarpetta prescinde de las mutilaciones, de las moscas necrófagas y de las criptas para buscar las pequeñas y curiosas coincidencias con dos homicidios más.

Celebramos dos décadas y la doctora Marcella Fierro, la patóloga de carne y hueso que inspiró a la literaria Scarpetta, se acaba de jubilar.

Y a pesar de las diferencias, una es el reflejo de la otra. Ambas no tratan con cuerpos o cadáveres: sus pacientes son las víctimas. Para la autora, en declaraciones a The New York Times , las disecciones de Fierro y Scarpetta son como "tomar la palabra en defensa de los que ya no pueden hablar por sí mismos". Autopsias, compasión y fetiches.