De la Pepita Jiménez de Juan Valera a Las amistades peligrosas de Choderlos de Laclos, y de Las penas del joven Werther de Goethe a la Carta de una desconocida de Stefan Zweig, la novela epistolar de trasfondo amoroso ha dado pie a numerosas obras maestras en la historia de la literatura. En cambio, su versión más moderna, la de la novela epistolar virtual (esto es, mediante correo electrónico, redes sociales o internet en general), solo había proporcionado hasta ahora un sinfín de sucedáneos de novela rosa, la mayoría de carácter sonrojante. De ahí la sorpresa, acompañada además de unas sonadas ventas en Alemania, que supone este Contra el viento del norte , de Daniel Glattauer (Viena, Austria,1960).

No aspira en absoluto a clásico, pero igual que Zweig ofrece en su aparente sencillez una lección de eficacia narrativa, en este caso apuntalada en su astucia, su ingenio, su ironía, sus perfectas dosis de tensión y sus memorables reflexiones sobre el poder de los celos, de las palabras y de la imaginación en todo proceso de enamoramiento. Contra el viento del norte es una novela ligera. Pero es brillante, y en su honesta simplicidad acaudala suficientes aciertos como para convertirse en un fenómeno.

El diálogo entre los protagonistas se inicia por error cuando ella quiere cancelar una suscripción. Siempre mediante el mero intercambio de e-mails, el lector asiste a la divertida forma en que ambos inician su relación on line, y al modo en que llegan a conocerse en profundidad pese a estar ella casada y él aún herido por un reciente desamor.