Debo confesar una debilidad. El año pasado, vi la adaptación de Jacques Daniel-Norman de Calle de la Estación, 120 con el excelente René Dary; conservo de ella un recuerdo bastante confuso salvo unas cuantas escenas y, desgraciadamente, del final. Nunca olvido el final... Tras leer la novela original del francés Léo Malet (1909-1996) me ha pasado lo mismo. Más que la intriga, lo más interesante en sus obras reside en el tono. El lector siente una voz, una "pequeña música", por hablar como Céline. Nestor Burma, el detective narrador, prisionero en Alemania hasta su liberación en 1941 por razones de salud, llega a Lyón, la ciudad más importante de la Francia no ocupada. Su indagación nos pasea por el casco antiguo y llega a los bulevares parisinos, los muelles del Ródano, las orillas del Sena.

Burma, con un humor despreocupado y, pese a todo, un amor desengañado y lúcido por la humanidad, retrata una galería de personajes inolvidables. ¿Cómo olvidar a Montbrison, el abogado obeso y tan simpático, siempre de punta en blanco, que fuma cigarrillos americanos?

En cualquier momento, Burma confiesa su pasión por las mujeres. Las describe con sibaritismo y precisa si son guapas, feas, deseables o no... El lector y el historiador sentirán el mismo placer en esta evocación contemporánea de la Francia ocupada con sus tarjetas de alimentación y el toque de queda. Todo es natural, todo fluye porque el relato se publicó en 1942, en la zona aún libre. Malet nos propone una de las primeras evocaciones literarias de un campo de prisioneros de guerra en la Alemania nazi con una veracidad total a pesar del control previo de la censura.

Para mí, el principal aliciente de su literatura es la ligereza, el humor, un humor omnipresente que esconde cierta ternura. Con un estilo sencillo, a veces poético, a veces cómico, Malet ofrece un producto raro hoy día: una novela bien hecha, bien acabada, sin pretensión ni ganas de cambiar el mundo. Es solo un libro para poder olvidar un rato la fealdad del presente y entretenerse con un pequeño vals popular.