La cultura y la literatura japonesa son un laberinto donde el respeto al lector, la formalidad, la percepción visual del texto y sus detalles topan con nuestros modos de expresión.

Sobre el thriller japonés, nuestra actitud es como con el sushi: habituados al paladar europeo el pescado crudo o fascina o repugna.

En este esfuerzo por acercarnos a un sabor desconocido y con pocas referencias, la publicidad ha llegado a asimilar la novela La devoción del sospechoso X , de Keigo Higashino, con Murakami. Una comparación forzada (pese a compartir traductor y mantener afinidades en las formas) pues son registros y perspectivas en universos opuestos.

Más acertado sería hacerlo con Out, sorprendente y exitoso thriller de Natsuo Kirino. Aquí afinamos, pues las dos ofrecen innegable calidad y evidentes sintonías: comparten la estrangulación como práctica homicida, la contribución de cómplices activos en el camuflaje del crimen, Tokyo como escenario, el papel de la mujer en la cotidianidad japonesa, el extraño concepto del amor, la fluidez del vocabulario y un elaborado armazón del carácter de los personajes.

Pero Out suena con otra melodía: es sexualmente más explícita, analíticamente más densa (conflictos de parejas, la presión asfixiante del patriarcado, la pérdida de esperanzas y de poder adquisitivo) y se aleja de la resolución de un homicidio a la manera clásica de Conan Doyle o de Poe, donde detective y sospechoso se enfrentan en un duelo de mentes.

ATMOSFERA OPRESIVA Out es un relato al estilo Mado Koirudo (acción e higadillos), mientras que La devoción del sospechoso X está en la línea del Nazotoki (misterio formal), sin el seductor exotismo de yakuzas y geishas y donde el autor elabora un ritmo que evoluciona acelerando, un desarrollo harmónico y una estructura refinada, casi caligráfica, que se sustenta por el equilibrio de unos pilares argumentales muy ligeros para desplegar una atmósfera opresiva, compleja y de múltiples sensaciones. Sorprendente y largamente dialogada, no dejará indiferente. Como el sushi.