La trayectoria de Peter Carey (1943) no arroja la menor duda. Es, con mucho, el autor literario australiano de su generación más reconocido y premiado en el mundo. ¿Qué esperan de él sus fieles seguidores? Atrevimiento, ambición, extravagancia, una mezcla específicamente suya de sarcasmo y ternura, acción alborotada, situaciones delirantes, pensamiento sutil e imaginación desbordante.

El Olivier de Garmont de Parrot y Olivier en América es una improvisación libre sobre la figura histórica de Alexis de Tocqueville. Tocqueville se embarcó en 1831 hacia América con el encargo de estudiar el sistema penitenciario de Estados Unidos, pero el encuentro con aquella nueva cultura fue tan deslumbrante que acabó escribiendo La democracia en América , una de las primeras y más interesantes obras de antropología y sociología política jamás escritas.

Nuestro Olivier parte también hacia tierras americanas: misma fecha, barco y encargo. Pero... diferente compañía. Si Tocqueville viajó con alguien de su misma clase, a Olivier le cae en suerte Parrot, un plebeyo con el que establecen una inmediata relación de desprecio mutuo y de quien cabe sospechar que se suma a su viaje en condición de espía. Entre ambos, cediéndose la voz en capítulos alternos, nos van narrando sus respectivas historias. Carey ha usado con frecuencia esa clase de cruces duales en historias de amor con pareja en primer plano, historias de familia centradas en las dualidades de padres e hijos, enfrentamientos de héroe y antagonista.

Esta vez, además, el texto está repleto de tal cantidad de referencias literarias e históricas que quien esto firma admitirá (honestidad obliga) la posibilidad de que algunas se le hayan escapado. No importa, ni le importará al lector no específicamente informado sobre la época y el contexto. La narración tiene tal poderío que lo arrastrará consigo hasta el final.

Carey tiene una mirada profunda y liviana a la vez, amén de una capacidad arquitectónica que nos hará pasar por alto algunos de los excesos caricaturescos en que incurre, así como el desborde de una ambición que, en algún momento de la novela, le lleva a manejar más pistas de las que verdaderamente necesita este circo espectacular.