Cogió su avión privado desde Rabat hasta Bilbao, donde el 26 de mayo inició su gira europea. El día 28 actuó en Lisboa (y Cristiano Ronaldo quiso robarle protagonismo colgando en su Twitter una foto con ella). Y desde ayer a las cuatro de la madrugada se encuentra en Barcelona (duerme en el Hotel Mandarín Oriental), adonde llegó tras bajarse del escenario en Estambul con toda su troupe, incluido su peluquero, el neoyorquino Yusef Williams, que la peinó ayer por la tarde porque quería salir a cenar por la ciudad.

A Rihanna le espera esta noche un Palau Sant Jordi lleno hasta la bandera (las entradas llevan días agotadas). La megaestrella de la música, del márketing y de la prensa del colorín (la de veces que es noticia por sus escándalos) se encuentra en pleno Diamonds tour. Así bautizó el primer sencillo de Unapologetic, su séptimo álbum de estudio en solo siete años. Un clásico instantáneo y la pieza que más rápido ha ascendido a lo más alto en su carrera hasta hoy.

La sensual diva, oriunda de la caribeña Barbados, promociona estos conciertos con carteles directamente en toples. Y sabe cómo sacar su habitual artillería en estas actuaciones en las que el soul, el rock, el pop, el reggae, el rap y la electrónica le sirven para enlazar sucesivas canciones con sus correspondientes coreografías, de alto contenido erótico (acompañada por ocho bailarines).

CAMBIOS DE VESTUARIO

En un escenario con varias plataformas que hacen aparecer y desaparecer a los músicos y a la propia cantante, Rihanna luce carne y tatuajes (el alto voltaje sexual es una de sus más eficientes armas) e indumentarias varias de conocidos diseñadores de renombre (Riccardo Tisci, diseñador de Givenchy, y Raf Simons, director creativo de Christian Dior, por ejemplo).

Y en el show, centrado en sus dos últimos compactos, no faltan sus superéxitos. Umbrella (hacia la mitad del concierto), Only girl (In the world) y Don't stop the music (fusionadas y en el último tramo), y Diamonds, cómo no, a modo de traca final.

QUINTA GIRA DE LA ARTISTA

Diamonds world tour es su quinta gira. La anunció el 6 de septiembre pasado, durante los premios MTV Video Music Awards (cuando aún no había iniciado la grabación de su último disco). Y hasta el momento se han confirmado 94 fechas (36 en Norteamérica, 42 en Europa, 10 en Oceanía, 3 en Asia y 3 en África).

Pero el debut de la artista en Barcelona no tuvo lugar hasta diciembre del 2011, donde en este mismo emplazamiento ya ofreció un voluptuoso espectáculo (entonces acababa de publicar Talk that talk).

Unapologetic (sin remordimientos) se ha interpretado como una defensa de Rihanna al rapero Chris Brown, su expareja y el hombre que en el 2009 la mandó al hospital de una paliza. El álbum incluye repetidas al novio que la zurró antes de una entrega de los Grammy y al que acabó llevándoselo al estudio de grabación para compartir micrófono en Nobody's business, de marcado aire discotequero de los 80 y lleno de coqueteo, en el que la pareja proclama amarse, y con el que homenajean al gran The way you make me feel, de Michael Jackson. La canción, por cierto, es de las mejores que ha grabado Rihanna.

MIKKI EKKO Y EMINEM / De hecho, las colaboraciones tienen parte de responsabilidad en la variedad que hay en este álbum. Y quizá la más interesante sea la de Mikky Ekko en Stay, uno de los cortes más atractivos y su balada más lograda en los últimos años. También aparece Eminem en Numb. Es la tercera vez que cantan juntos; se esperaba que estuviera a la altura del hit Love the way you lies. Pero para sorpresa de los seguidores de ambos, la pieza no acabó de despegar. Tras Barcelona, Rihanna volará rumbo a Montpellier. Que no pare la música.