"-¿Diga? -Ah, hola!. Estoy en el teatro así que hablaré bajito". Esa llamada interrumpió una función sin que la espectadora dejase la conversación hasta que fue conminada a salir de la sala. El móvil activado o toser sin recato en un teatro es, dicen a Efe "afectados" como Lola Herrera, "una falta de respeto".

El último incidente, que haya trascendido, ocurrió el pasado domingo, cuando Lola Herrera (1935), que representaba en una sala de Zaragoza "Cinco horas con Mario", decidió abandonar el escenario ante el insistente timbre de un móvil, a pesar de que el teatro, como todos los de España, había advertido a los espectadores antes de comenzar la función que debían apagar sus teléfonos.

"No tuve más remedio que parar porque te vuelves loca con ese ruido; te destroza la cabeza. Es una cosa que se repite con demasiada frecuencia. Es una falta total de respeto al público que está viendo la obra y a los que estamos trabajando", explicaba a EFE la actriz, que volvió al escenario una vez que la dueña del teléfono abandonó la sala.

José Sacristán, Javier Camarena, Jorge Eines, Andrés Lima, Eva Yerbabuena, Mario Gas, Pablo Heras-Casado, Jesús Cimarro, Natalia Menéndez, Irene Escolar, Daniel Bianco, Rubén Olmo, Fernando Soto y Miguel del Arco han explicado a EFE cómo ha sido su experiencia en escena ante esos ruidos y lo que opinan de la decisión de Herrera.

TOSES INSOLENTES

"Apoyo absolutamente la actitud de mi compañera, que es una santa. No hay mala intención pero la gente tiene que tomar conciencia porque es una falta de responsabilidad. El problema no son solo los móviles sino esos ataques insolentes de tos contra los que yo he hecho una grabación que se pone antes de la obra", explica Sacristán, que hoy estrena en el Teatro Liceo de Salamanca el monólogo "Señora de rojo sobre fondo gris".

Esos ruidos, esas distracciones son muy dañinas, asegura, porque el teatro necesita mucha concentración y silencio y cuando es un monólogo como el suyo o el de Herrera, "es simplemente mortal".

"Vivimos cada representación como un accidente", lamenta el actor, que cree que la solución solo vendrá de los espectadores cuando exploten "y digan que eso no hay dios que lo aguante".

Toses y móviles, dice el tenor Javier Camarena, que esta noche canta en un recital en Madrid, son "distractores" muy potentes, no solo para los artistas sino para el resto de espectadores y propone apagar el teléfono nada más llegar al teatro y llevar siempre un pañuelo que amortigüe la tos.

El director Mario Gas, que representa en el teatro Akademia de Barcelona "Maestro Fellini", aplaude la actitud de la vallisoletana y apunta que, "además, hay gente que consulta el móvil y se iluminan como si fueran fantasmas. No estás en tu casa. No puedes toser sin taparte la boca, abrir caramelos que crujen ni dejar sonar el móvil o contestar".

La actriz Irene Escolar afirma que es "muy complicado" trabajar con tantas distracciones pero confía en que se pueda educar al público y en ese sentido alaba lo que hacen en el Teatro Pavón Kamikaze, para el que prepara "Las ficciones", donde sus responsables explican cada noche personalmente por qué es necesario apagar el móvil y lo importante que es toser con discreción.

El codirector de ese teatro, Miguel del Arco, cree que su método funciona e insiste en hacerlo así porque es "terrorífico" no solo que se oiga el teléfono sino que se consulte el móvil porque las luces "desconcentran muchísimo": "si estás esperando algo tan urgente ¿qué haces en el teatro?. Te has cargado la magia. Eso es simplemente una falta de respeto".

"Y si tienes que toser ¡tápate la boca!. ¿Qué quieres que se coman los demás tus coronavirus?", ironiza Del Arco.

EL MÓVIL, APAGADO

El director argentino Jorge Eines, que acaba de estrenar en el Teatro del Barrio "El Trinche", cree que es "una cuestión de educación del público" y cuenta dos anécdotas "tremendas" de las que él ha sido testigo.

Estaba dirigiendo a Juan Echanove en "Alrededor de Borges" en España "y a una señora de la fila 2 le sonó el móvil, lo descolgó y empezó a hablar con total naturalidad, aunque diciéndole a su interlocutora que tenía que hablar 'bajito' porque estaba en el teatro".

"Juan se calló y todo el teatro se quedó paralizado escuchándola hasta que su vecina de butaca le dijo que se saliera. Se levantó y no dejó de hablar hasta que llegó a la puerta", rememora.

La siguiente "muy gorda" fue en el teatro Cervantes de Buenos Aires con "Tejido Beckett": "habíamos vendido las 800 localidades de cada una de las funciones a grupos de la tercera edad. El primer día se pusieron a hablar entre ellos de palco a palco y llamaban por teléfono a sus hijos para decirles dónde estaban. En las siguientes ya les explicamos que eso no podía ser".

Para Andrés Lima, que dirige en el Teatro Español "Prostitución", el artista está "en derecho de irse o los demás espectadores de darle un coscorrón al señor o señora que tenga el móvil encendido".

El presidente de los productores de teatro y danza en España, Jesús Cimarro, opina que es necesario ser radical y apagar el móvil para evitar el peligro de perturbar a los artistas y al público.

A la bailaora y coreógrafa Eva Yerbabuena, que acaba de estrenar "Cuentos de Azúcar" en el Theatre Chaillot de París, le parece "maravilloso" lo que ha hecho Herrera y sugiere que quizá el personal del teatro debería tener instrucciones para expulsar de la sala a los "ruidosos".

UNA VIDEOCONFERENCIA DESDE LA BUTACA

El actor Fernando Soto, que representa "Perfectos desconocidos" en el Teatro Reina Victoria, está indignado con lo que está sucediendo y le pone "una estatua" a Herrera: "la única forma de luchar es parar la función; es como con el plástico, hay que insistir para que la gente tome conciencia".

En "Perfectos desconocidos", que tiene los móviles en el centro de su trama, han llegado a ver a un espectador haciendo una videoconferencia con su ipad, tuvieron que parar porque a otro se le disparó la radio del móvil y otra puso el altavoz para hablar con su hija: "Hemos perdido el sentido de la realidad", resume.

Para el director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco, "un sonido insistente o una luz de una pantalla rompe la magia del teatro y la comunicación entre el actor y el espectador" y comprende "la desazón" de Herrera: "debemos hacer todos un esfuerzo porque el móvil no puede esclavizar ni monopolizar nuestra vida".

La directora del Teatro Español y Naves del Matadero, Natalia Menéndez, entiende que la concentración de un actor se debe cuidar y respetar al máximo, como sucede en cualquier otra profesión en la que haya que "cuidar la sensibilidad y la memoria" y el director del Ballet Nacional de España (BNE), Rubén Olmo, insiste en que hay que apagar los móviles y se solidariza con la "angustia" que debió pasar Herrera.

El director de orquesta Pablo Heras-Casado, que estrena el día 12 "La valquiria" en el Teatro Real, cree que nadie tiene mala intención y que "más que una falta de respeto es un descuido, un despiste que le puede pasar a cualquiera".