-¿Qué hay detrás de todo el éxtasis que representa Dionisio?

-Hay una vulnerabilidad grandísima y un personaje al que hay que amar por encima de todas las cosas porque dio muchísimo a la tierra, a la vida y al pueblo grecorromano, ya que Baco, el dios romano, era lo mismo. El vino, el teatro, la máscara... nacen de esta lujuria y de este desenfreno. Lo quiero mucho, estoy ahora mismo muy metido en el personaje y estoy muy dionisíaco.

-¿Cómo convencería a alguien que asistió al estreno de este espectáculo en Málaga para que ahora lo viese en Mérida?

-Asegurándole que no tiene nada que ver con lo que vio en Málaga. Le diría que se relajase y cooperase, que se sentase en la butaca y que se dejase llevar, sobre todo porque todo el espectáculo audiovisual que tiene Dionisio es una maravilla. Está hecho por los compañeros de Eyesberg Studio, que son los mejores que hay en Europa haciendo mappings y 3D. Yo todavía flipo al ver cómo en un segundo se puede convertir una sensación en otra. El público va a ver a Mérida arder y más tarde la verán convertida en un castillo de hielo, por ejemplo.

-¿Le sabe a poco actuar solo dos días en el festival?

-Claro, es que tenían que haberme dado mínimo cinco días como vienen todos. Pero bueno, yo creo que mejor quedarse con ganas porque como este año solo nos han dado dos días, el año que viene nos van a dar una obra completa para compensar.

-Aseguró hace poco que este montaje iba a ser uno de sus últimos espectáculos, ¿lo afronta de una forma diferente por ello?

-Yo siempre dejo el resto en todo lo que hago. Cuando dije eso me refería a que creo que ya me toca relajarme y que los organismos públicos se encarguen de ayudarme, porque yo no puedo producirme solo más tiempo y gastarme tanto dinero en hacer cultura para que luego a nadie le importe y haya personas que consiguen cargos públicos sin tener ni el riesgo, ni la solera, ni la solvencia que he tenido yo. Me da mucho coraje que llegue un niño y le den la dirección de un cargo público y que no haya empeñado siete casas como llevo yo ya empeñadas. Seguimos ahí trabajando, pero ya me toca descansar porque he dado mucho al pueblo.

-¿Prefiere los escenarios majestuosos como el del teatro romano emeritense o le gustan más los pequeños?

-Yo me marco una meta más grande en escenarios como el del teatro romano porque me pongo con una concentración y con unas formas que no me surgen en otras cosas. Los festivales grandes me ponen más, me marco otro rigor.

-¿Qué le diría a aquellos que piensan que el flamenco no tiene cabida en un festival de teatro clásico?

-Que más clásico que el flamenco qué hay.