TStí señor, hay que quitarse el sombrero ante este genial divertimento logrado por artistas extremeños --de las compañías Verbo Producciones y Oscuro Total-- que ha superado el listón de otros espectáculos foráneos participantes en esta edición.

El melodrama fársico Los Gemelos de Plauto (que en 2009 se representó por primera vez el teatro romano, con dirección poco acertada de Tamzin Townsend), tiene mucho de ese determinado teatro latino cuya característica principal es el enredo en la acción --que ha sido modelo constante de la comedia de personajes dobles-- basado en el puro juego escénico de chistes, gracias y gags de gran inspiración. La obra, cuyo argumento asentado en los equívocos producidos por la aparición de dos gemelos, que no saben uno del otro, y que provocan que los demás les tengan por la misma persona, constituye también una sucesión de tipos que forman parte de la sociedad romana donde aparecen reflejados los valores morales de ese momento histórico.

La versión de Florián Recio, espléndida, no solamente ha acrisolado el sentido de la medida cómica del texto original, actualizándolo en la palabra y en el planteamiento escénico, sino también en la función moralizante y eminentemente social características de la comedia culta. El escritor extremeño ha respetado el argumento teatral de Plauto ajustándolo a las necesidades de la producción: eliminando personajes prescindibles (médico, cocinero, esclavos), convirtiendo otros (el suegro en suegra) e innovando en el cambio de sus nombres para relacionar el juego cómico melodramático (con los culebrones televisivos modernos) y de lugares (la obra no se desarrolla en Epidamno sino en Emérita Augusta).Y, sobre todo, ha sacado a relucir chispeantes alusiones y diálogos oportunos --de crítica y denuncia-- que iluminan las paradojas y las miserias del carácter humano de nuestro tiempo.

La puesat en escena de Paco Carrillo, que añade algunos guiños cómplices que tienen que ver con la actualidad regional, logra en su conjunto un espectáculo fresco donde juegan con depurada ambientación catártica por vía del humor todos los elementos dramáticos (con el mismo signo interesante que en la tragedia Hécuba , pero en comedia), destacando la original e impresionante escenografía de Damián Galán, que aprovecha al máximo la belleza del monumento --arropado por las luces de Francisco Cordero-- para convertirlo en un suntuoso mercado ferial romano, con el ingenio de fusionar los espacios de forma que permitan una orientación armónica en el desarrollo de la comedia y, por otra parte, la trasposición de esta a una visión de la sociedad de hoy. Igualmente se luce el vestuario y maquillaje de Maite Alvarez y Pepa Casado, encajados magníficamente en la estética escenográfica. Y la dirección de actores, a los que ha dotado de recursos artísticos cómicos, que se mueven en una atmósfera de farsa estilizada y tonos de caricatura grotesca, para provocar en el público la sonrisa, la risa y la carcajada de forma infalible.

El espectáculo consigue una interpretación sobresaliente de todos los actores. Esteban García Ballesteros, uno de los gemelos, brilla como un verdadero malabarista del humor, pleno de virtuosismo y exhibición artística, que consigue meter al público en un puño desde su aparición. Ana García, muy creativa, despliega recursos expresivos llenos de matices en voz y en gestos para encarnar a una comiquísima esposa (al estilo pánfilo de Verónica Forqué y Chus Lampreave, a las que supera). Juan Carlos Tirado, que hace de parásito, derrocha talento en cada una de las situaciones, provocando mucho vínculo cómico sobre los demás personajes. Pepa Gracia, muy atractiva como meretriz, domina el gesto y la intencionalidad, moviéndose con sensual elegancia. Luisa Hurtado, demuestra sus capacidades artísticas en una sorprendente y singular caracterización de su personaje de suegra. Fernando Ramos, el otro gemelo, aunque contrasta la parte más seria, logra su personaje de forma sensacional dando mucho juego. Nuria Cuadrado y Pedro Montero, cumplen perfectamente sus roles de esclavos, subrayando las réplicas con excelentes golpes cómicos.

La música en directo, interpretada por La Banda de Plauto (con la voz de María José Pámpano) contribuye con simpatía a acentuar y lucir ese hálito festivo de tan divertida comedia.