«Sólo algunos elegidos nacen para marcar un antes y un después, para servir de inspiración a toda una generación, para cambiar lo establecido. Pocas vidas son tan intensas y tan determinantes. Pocos son los que trascienden después de su muerte». Este texto forma parte de la memoria del documental de Alexis Morante (Algeciras, 1978) ‘Camarón: Flamenco y Revolución’. Una proyección que aúna de forma cronológica desde el nacimiento del genio hasta su muerte, mientras que a través de archivos de la época y la voz del actor Juan Diego como narrador, asistimos al nacimiento del mito. Sobrecoge, se entiende, sorprende y se comprenden muchos comportamientos de esa época y de la de ahora. En Extremadura solo podemos verla en cartelera en los Cines Conquistadores en Badajoz, en horario de las diez de la noche. El justo momento para saborear, después del brutal impacto que supone a cualquiera con un mínimo de sensibilidad, una noche de verano. Y si es con Camarón acompañando, mejor. No se me ocurre mejor plan. Pasen y lean.

—¿Qué fue lo más fácil y lo más complicado a la hora de buscar, y engranar el material para el documental?

—Lo más difícil del proceso de archivo de este documental fue sin duda el autoimponernos la regla de que todo iba a estar basado en archivo, sin ningún material nuevo de entrevistas. Eso nos condicionaba a ser muy metódicos a la hora de construir la película exclusivamente con archivo de la época contemporánea a Camarón. El proceso se planteó en dos vías paralelas: por un lado Raúl Santos (coguionista) y yo investigábamos, leíamos, hablábamos con el entorno de Camarón y construíamos el guión en papel, donde especificábamos qué nos gustaría tener de archivo para completar el puzzle. Por otro lado los documentalistas, muy buenos en su labor, iban buscando paralelamente archivos de todo tipo de Camarón y los iban organizando en nuestra estructura de temas para el guión. Así íbamos sorprendiendo nosotros a los documentalistas con peticiones que ellos no se esperaban, pero a su vez ellos nos sorprendían a nosotros con archivos que no teníamos en mente. A esto hay que sumarle una tercera vía, que fue la relación que yo entablé con la familia de Camarón y su entorno más cercano. Eso provocó que descubriéramos material inédito que aún no había visto la luz, y que nos aportó la guinda perfecta para contar la historia. Todo hilado por la voz de un narrador que todo lo sabe, interpretado de forma magistral por Juan Diego.

—¿Qué ha sido, de la figura de Camarón, lo que más le ha sorprendido?

—La imagen que yo tenía en mi mente cuando me propusieron el proyecto siempre era la del entierro de Camarón. Yo tenía 13 años cuando Camarón murió, y siendo de Algeciras viví muy de cerca el drama de una muerte prematura. Recuerdo perfectamente esas imágenes sobrecogedoras del entierro multitudinario en San Fernando. Mi mayor descubrimiento haciendo esta película ha sido entender y comprender el porqué de un entierro así. Y ese ha sido siempre mi objetivo en la película. Por eso la empezamos con el entierro y la acabamos igual. Lo que hay en medio de esas dos escenas que abren la película y la cierran, es la construcción de un mito, de una leyenda a todos los niveles en una España en ebullición. Y todo con un personaje arraigado a su tierra, a sus raíces y a su familia.

—¿Qué ha aprendido de su protagonista a nivel personal y profesional?

—He aprendido que las grandes cosas no se consiguen de forma premeditada, que hay que guiarse por el corazón y, como decía Camarón, hay que ir a tu aire. Si Camarón hubiera hecho caso a los puristas, o a su entorno, o a lo que le decían de la discográfica, o a lo que decían los críticos, la prensa, el público del flamenco, incluso los gitanos… si Camarón hubiera atendido y querido contentar a todos, no hubiera llegado a ser lo que fue y es. Con una pasmosa naturalidad, Camarón hacía lo que le daba la gana, innovando, revolucionando, siendo adelantado a su tiempo, un visionario, convirtiéndose en el símbolo de todo un pueblo como el gitano… y todo sin pretenderlo, sin ni siquiera quererlo. Y además sin perder sus raíces, apoyándose siempre en su familia. Eso es el aprendizaje que me llevo, que los grandes cambios no vienen dados por gente que lo planifica. Los grandes cambios vienen cuando ellos mismos son el cambio.

—Camarón fue mucho más que un cantaor, fue como un ‘mesías’ para el pueblo gitano. Tras este trabajo, ¿entiende que así fuera?

—Entiendo que en el contexto sociocultural que le tocó vivir, sí fue así. Camarón nace exactamente en el año 50, en una época de pobreza en España, de marginación hacia los suyos, y más teniendo en cuenta que viene del sur del sur de España. A la vez que España va avanzando hacia otra sociedad, él también lo hace, evolucionando, innovando, buscando nuevos horizontes. Y a su vez los gitanos también avanzan en una sociedad cada vez más abierta e igualitaria. Justo cuando la explosión de libertad y cambio de un país entero como España, Camarón hace ‘La leyenda del tiempo’, un disco acorde a los tiempos que se viven, transgresor, libre. Esto es el principio de una década como los 80, donde la sociedad española vive un cambio absoluto, incluido los gitanos. En el Congreso de los Diputados aparece Juan de Dios Heredia, diputado gitano que resalta los derechos de su gente, a la vez que Camarón se convierte en el ídolo, no sólo de ellos, sino de payos que quieren parecer gitanos. Camarón aparece en el momento justo, cuando su pueblo necesita un ídolo, alguien que los represente en la nueva era de una nueva España. Pero a su vez los deja huérfanos muy pronto. En el año 1992, justo en el año de la catarsis en España, el clímax del cambio con las Olimpiadas, la Expo, la modernidad… Camarón muere y deja un vacío enorme. Eso lo eleva a otro nivel, a una leyenda, a un mito.

—El documental está cosechando muy buenas críticas, a muchos niveles que van más allá de la esfera del mundo del flamenco, ¿intuía que algo así pudiera pasar?

—Cuando estás inmerso en el trabajo del día a día de construcción de una película nunca piensas qué repercusión puede tener, o al menos no eres consciente, porque no tienes la capacidad de mirar el todo todavía. A mi siempre me pasa, sé perfectamente qué quiero contar, hacia donde vamos, pero nunca sé si va a ser un fracaso absoluto o de pronto va a encajar con crítica y público. Hasta que no llega el momento de ver la película en pantalla grande con otras personas que no la hayan visto, yo no soy consciente de qué va a pasar. Yo lo llamo el momento de la verdad. Independientemente de lo que piensen los demás que la están viendo, es en ese momento, cuando la película está acabada y la estoy viendo yo mismo con otras personas en una sala cuando yo mismo veo si funciona o no. Con Camarón me pasó que yo mismo me emocioné, y yo no soy especialmente entendido en Flamenco. Que ahora la crítica la haya puesto bien y que el público salga emocionado de las salas es un regalo y un orgullo muy grande, porque creo que Camarón se merece que todo lo que se haga sobre él tenga esa repercusión.

—¿Por qué cree que ha llegado a todo el mundo?

—Porque trata temas universales, donde vemos la trayectoria de un personaje, su recorrido vital y dramático, es una historia. No estamos hablando de un documental de análisis del flamenco y rigor histórico, aquí prima la historia y la narrativa. El personaje y su emoción. Camarón es alguien con una emoción muy grande y un misticismo a su alrededor que te deja sin respiración cuando lo oyes cantar. Sólo había que poner las piezas de una forma coherente para dejarse llevar por la magia del propio Camarón, y esa magia le llega a todo el mundo.

—Ahora, que se ha acercado a la figura de este genio, ¿piensa, a título personal, que personalidades así pueden repetirse?

—Espero que sí, porque las necesitamos. Últimamente nos estamos quedando huérfanos de mitos, de leyendas, de personas arrolladoras en las que tener un referente. La música, el cine, la pintura, el arte… necesita de referentes que se atrevan a cambiar lo establecido y llevarlo a un nuevo nivel, conectar con la gente joven, incentivar. Camarón fue uno de ellos, pero seguro que saldrán más. Igual que él no, eso es imposible, por lo que decía antes del contexto sociocultural en el que surge. Pero habrá nuevos contextos y nuevos retos que seguro asumirán nuevos genios que nos llevarán a lugares que no habíamos contemplado como una posibilidad.

—Al margen de su obra, y tras el trabajo que ha realizado a su contexto familiar, amistades.., ¿cual cree que ha sido el legado?

—En su obra está claro el legado: toda una revolución a una forma de vida como el flamenco. A nivel personal, que es lo que pregunta, su legado lo he visto claro en estos días de estrenos donde siempre nos ha acompañado su familia: sus hijos y la huella emocional que dejó en todos sus amigos que tuvieron la suerte de conocerle.