Cierto es. La relación suegro-yerno es un filón de ideas para el cine y la televisión. A ella pertenece la estupenda Los padres de ella (2000), que acaba de conocer una continuación rompetaquillas, Los padres de él y que se estrena hoy en cines de cuatro ciudades extremeñas (Cáceres, Badajoz, Plasencia y Don Benito). Interpretada por los mismos actores que aquélla y dos nuevos fichajes, sigue los nuevos avances de Greg Focker (Ben Stiller) en su carrera de obstáculos hacia el matrimonio.

La fórmula de esta segunda entrega es idéntica a la de su modelo: poner al protagonista, viva imagen del eterno perdedor, frente a una serie de situaciones más o menos humillantes. Sin embargo, los resultados no son tan buenos. El personaje principal sigue siendo estupendo, pero el porcentaje de gags para el recuerdo es un pelo más bajo. La cinta tiene un buen número de secuencias de coleccionista, inéditas y cocinadas con un sentido del humor para sibaritas, pero también con una generosa cantidad de bromas previsibles y muchas veces vistas.

En el centro de la estampida de sketches está Greg, que deberá sobrevivir al primer encuentro entre sus peculiares padres y los de su prometida (Teri Polo).

Bajo la batuta de Jay Roach, un inspirado Stiller vuelve a calzarse la ingenuidad y la mala suerte de ese treintañero permanentemente examinado. En esta ocasión, Greg se desplaza con su prometida, sus suegros y su pequeño sobrino a la casa tropical de sus padres: un abogado y una doctora. Se disponen a pasar juntos el fin de semana, tiempo más que suficiente para que los padres de la novia descubran que sus consuegros no son lo que Greg les ha contado: Bernie Focker (Dustin Hoffman) es un vividor bronceadísimo y adicto a las artes marciales, y su esposa (Barbra Streisand), una sexóloga extrovertida y liberal.

Magnificados por las estupendas interpretaciones de los actores, los malentendidos, los accidentes domésticos y las situaciones embarazosas se suceden durante 48 horas.