Durante 22 horas al día se siente «abrumado por correos electrónicos, tuits y vídeos graciosos de gatos». Las dos horas restantes las dedica a la meditación, que le permite «contactar con la realidad y observarla tal como es». Sin ella, afirma por e-mail desde Tel-Aviv el historiador israelí Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, 1976), no habría podido escribir sus elogiados ensayos ‘Sapiens’ y ‘Homo Deus’ (15 millones de libros vendidos). Ahora, tras esas miradas al pasado y al futuro de la humanidad, este pensador al que siguen Barack Obama, Mark Zuckerberg y Bill Gates lanza en ‘21 lecciones para el siglo XXI’ (Debate) una nueva y lúcida reflexión sobre un mundo amenazado por la inteligencia artificial, la falta de valores, la posverdad y la nueva era Trump-Putin-brexit.

—¿Estamos a un paso de la dictadura del ‘big data’, peor que el Gran Hermano de George Orwell?

—Se habla mucho sobre piratear ordenadores, teléfonos inteligentes y cuentas bancarias, pero en realidad estamos entrando en la era en la que será posible hackear humanos. En el pasado nadie tenía suficiente conocimiento biológico ni poder tecnológico para hackear personas. Incluso si la Inquisición o la policía secreta de Franco te seguían todo el día no sabían lo que sentías o pensabas. En el futuro, al combinar nuestro creciente conocimiento biológico con la inteligencia artificial avanzada, los sistemas externos podrán conocerte mejor de lo que tú mismo te conoces y controlarte y manipularte con una eficiencia sin precedentes. Difícilmente te podrás resistir. Cada vez que pienses en resistirte, el sistema ya estará en marcha dentro de ti.

—¿Cómo evitar que regímenes totalitarios nos hackeen?

—Para evitar las dictaduras digitales necesitamos regular la propiedad de los datos, que se están convirtiendo en el activo más importante, sustituyendo a la tierra y la maquinaria, y la política será una lucha para controlar el flujo de datos. Si los gobiernos o algunas corporaciones controlan demasiados datos, el resultado serán las dictaduras digitales. El problema es que no hay un modelo para regular la propiedad de los datos. Este es el gran desafío para ingenieros, abogados y filósofos.

—¿Somos conscientes del peligro?

—Amazon, Facebook, el FSB ruso (sucesor del KGB) y el Partido Comunista chino se esfuerzan por hackearte. Si llegan a conocerte mejor de lo que tú mismo te conoces, pueden venderte lo que quieran, un producto o un político. Comienzan con cosas simples, como qué libro comprar y leer. Al entrar en la tienda virtual de Amazon, un mensaje me dice: «Sé qué libros te gustaban en el pasado. Las personas con gustos similares también tienden a querer este o aquel nuevo libro». Es solo el comienzo. Dispositivos como el Kindle de Amazon pueden recopilar constantemente datos sobre sus usuarios mientras leen libros: controlar qué partes lee rápidamente y cuáles lentamente, en qué página descansaste y en qué frase abandonaste el libro. Si Kindle se actualizara con software de reconocimiento de rostros y sensores biométricos, podría saber cómo cada frase que lees influye en tu frecuencia cardiaca, qué te hizo reír, qué te puso triste, qué te enojó. ¡Pronto los libros te leerán mientras los estás leyendo! Estos datos podrían permitirle a Amazon elegir tus libros con asombrosa precisión y cómo presionar tus botones emocionales.

—Para rechazar a los inmigrantes, Donald Trump y políticos en Europa esgrimen que son una amenaza para el trabajo de sus ciudadanos. Pero según usted, la mayor amenaza está en la tecnología y la inteligencia artificial.

—Sí, es gracioso que Trump asustara a sus votantes diciéndoles que los mexicanos les quitarán el trabajo, pero nunca les dijera que se lo quitarán los robots. Los antiguos trabajos desaparecerán, surgirán nuevos, pero estos también desaparecerán rápidamente. Las personas necesitarán reciclarse y reinventarse cada una o dos décadas. Supongamos que eres un camionero de 40 años y en el 2030 pierdes tu trabajo por un camión sin conductor. Entonces dedicas dos años a reinventarte como profesor de yoga. Pero 10 años más tarde los ordenadores con sensores biométricos podrán enseñar yoga mejor que cualquier humano y deberás volver a prepararte, esta vez para ser un diseñador de mundos virtuales. Pero este trabajo probablemente desaparecerá en una o dos décadas.

—¿Cómo evitar que la gente acabe siendo «innecesaria» e «irrelevante»?

—Los gobiernos tendrán que intervenir y ayudar a las personas en los difíciles periodos de transición con generosas prestaciones de desempleo y cursos de reciclaje. Así como en el siglo XX los gobiernos establecieron sistemas educativos masivos para jóvenes, en el XXI se necesitarán sistemas masivos de reeducación para adultos.

—¿Seremos capaces de reinventarnos cada 10 años?

—El mayor problema podría ser psicológico. Incluso si tienes los recursos financieros necesarios para reinventarte a los 40 años, ¿tendrás la resistencia mental requerida? El cambio siempre es estresante y reinventarse a los 40 años será excesivo para muchos. Los conductores de camiones tienen mentalidades distintas a los profesores de yoga. Transformarse de uno en otro exige mucho más que aprender posturas corporales. Incluso si completas la transformación con éxito, ¿lo volverás a hacer a los 50? ¿Y una vez más a los 60? Porque con el aumento de la esperanza de vida, la jubilación será a los 70 u 80 años.

—¿Y los peligros políticos? ¿Cómo ve el auge del nacionalismo?

—Muy pocas personas están dispuestas a matar o ser asesinadas en conflictos nacionalistas. Nadie murió en el referéndum escocés del 2014, solo una persona lo hizo en el referéndum del brexit y, aunque cientos de personas resultaron heridas en el catalán, nadie murió. En siglos anteriores, si Escocia hubiera intentado separarse del Reino Unido o Cataluña de España, cientos de miles de personas habrían sido asesinadas o desplazadas. Hoy los europeos están mucho menos dispuestos a derramar sangre.

—Pero nos sentimos rodeados de violencia.

—En las sociedades agrícolas antiguas, el 15% de las muertes las causaba la violencia humana. A principios del siglo XXI, eran menos del 1,5%, incluso incluyendo datos de Siria y Yemen. ¡El número de suicidios es hoy mayor que el de muertes violentas! Tienes más posibilidades de suicidarte que de ser asesinado por un soldado enemigo, terrorista o criminal. La primera y principal causa de esta nueva era de paz es que las armas nucleares han convertido la guerra entre superpotencias en un suicidio colectivo. Por ello las superpotencias tuvieron que encontrar caminos para resolver conflictos sin grandes guerras. Y los cambios económicos han convertido el conocimiento en el principal activo económico. Antes, la riqueza era material: campos, minas de oro, esclavos. Esto alentó la guerra, porque con ella era fácil conquistar esa riqueza. Pero no puedes hacer lo mismo con el conocimiento. No se puede conquistar la riqueza de Silicon Valley con la guerra porque allí no hay minas de silicio; la riqueza proviene del conocimiento de los ingenieros y técnicos.

—¿Cómo evitar una guerra global?

—Ningún dios garantiza la paz mundial, depende de que los humanos tomen decisiones sabias. Y la historia nos enseña que nunca debemos subestimar la estupidez humana. Se necesita mucha gente sabia para hacer la paz, pero un tonto es suficiente para hacer la guerra. Una guerra global provocará el colapso de la civilización.

—Explica que mientras la democracia liberal está en peligro, Trump, Putin o los islamistas fomentan nacionalismos fanáticos.

—Si bien el nacionalismo tiene buenas ideas sobre cómo dirigir una nación en particular, no tiene un plan viable para manejar el mundo como un todo. En las últimas décadas, el mundo ha estado dominado por el orden global liberal, que enfatiza los valores e intereses compartidos de todos los humanos, cree que la cooperación es mejor que el conflicto y fomenta la cooperación al permitir la libre circulación de ideas, bienes, dinero y personas. El orden liberal tiene defectos, pero ha hecho el mundo más pacífico, saludable y próspero. Sin embargo, la gente está perdiendo la fe en el orden liberal. Los gobiernos restringen más la inmigración, imponen aranceles elevados, censuran las ideas extranjeras y convierten a sus países en fortalezas amuralladas. Si esto continúa, el orden liberal global colapsará. ¿Qué podría reemplazarlo?

—¿Los nacionalismos?

—Algunos nacionalistas esperan que el mundo se convierta en una red de fortalezas amuralladas pero-amistosas. Cada fortaleza nacional protegerá su identidad e intereses únicos, pero todas las fortalezas podrían cooperar y comerciar pacíficamente. No habrá inmigración, ni multiculturalismo, ni élites globales, pero tampoco guerra mundial. Pero las fortalezas amuralladas rara vez son amistosas. Todos los intentos de dividir el mundo en naciones definidas han desembocado en guerras y genocidios. Sin valores universales y organizaciones globales las naciones rivales no pueden ponerse de acuerdo sobre ninguna norma común. Otros nacionalistas adoptan una posición aún más extrema, diciendo que no necesitamos ninguna cooperación global. Pero ninguna economía moderna puede sobrevivir sin una red comercial global.

—Y tampoco sin una política global ante los grandes problemas globales.

—La humanidad enfrenta tres problemas comunes que se burlan de las fronteras nacionales y solo pueden resolverse con la cooperación global: la guerra nuclear, el cambio climático y la tecnología disruptiva. Ninguna nación puede evitar la guerra nuclear, detener el calentamiento global o regular la inteligencia artificial por sí sola. Para ello necesitamos crear una identidad global y alentar a las personas a ser leales a la humanidad y al planeta Tierra, además de a su nación en particular.

—Destaca el papel de la UE.

—La UE es un paso en la dirección correcta. Su idea de «armonía sin uniformidad» debería guiar no solo a Europa, sino a la humanidad como un todo. Hoy caminamos en la dirección opuesta: convertir el mundo en una red de fortalezas amuralladas. Espero que no sea demasiado tarde para recuperar nuestro sentido común y cambiar de dirección.

—Su consejo para afrontar el siglo XXI es «conocerse a uno mismo».

—Existen cientos de técnicas de meditación y muchos caminos para explorar la verdad sobre uno mismo. La clave está en hacerlo cuanto antes. Si nos demoramos, los algoritmos nos conocerán antes de que nos comprendamos a nosotros mismos y podrían controlarnos como si fuéramos meros títeres.