George Lucas. Una vida empieza in medias res, en la mitad del asunto, con un breve relato de cómo sufrió para acabar La guerra de las galaxias. La Fox había ido «escamoteando recursos a cada paso, negándole el dinero que necesitaba para que todo funcionara». Nadie creía en exceso en ese filme, ni siquiera Lucas: triste por la experiencia y preocupado por los resultados, se saltó la fiesta que él mismo organizó para celebrar el final de rodaje en Túnez. Y, sin embargo, La guerra de las galaxias, junto con Tiburón, de su amigo Steven Spielberg, cambió las películas para siempre: su éxito anunció la era del blockbuster, el cine de gran espectáculo y penetrantes tentáculos comerciales que aún hoy supone el oxígeno de Hollywood.

En el libro publicado por Reservoir Books, el biógrafo especializado en iconos de la cultura pop Brian Jay Jones hace un retrato expansivo (casi 700 páginas) del principal responsable del modelo de cine que domina la taquilla desde hace cuatro décadas. La carrera por hacer los efectos digitales más exuberantes, el sonido que te envuelve o te satura, la importancia del merchandising: todo ello se retrotrae a Lucas.

Cada cierto tiempo aparece una ola de artículos sobre cómo Lucas y Spielberg arruinaron los logros del Nuevo Hollywood con películas que parecían excusas para vender juguetes. La respuesta casi inmediata: piezas sobre las bondades de las sagas La guerra de las galaxias e Indiana Jones. Tanto se ha escrito sobre estas franquicias que podemos llegar a pensar que sabemos mucho de Lucas. «Pero, en cierto modo, el hombre se ha escabullido por debajo del radar gracias a esta saturación de información sobre sus creaciones», explica Jones a través de Skype. En realidad, solo se ha publicado una biografía con su participación, la que firmó Dale Pollock en 1983. «Tras hablar con él para ese libro [Skywalking: The life and films of George Lucas], dijo que no volvería a hablar con otro biógrafo. Lucas detestó ese libro».

Jones tuvo la idea de escribir el suyo cuando supo que a Lucas le había gustado su biografía de Jim Henson, el maestro de las marionetas. «Le escribí un e-mail y la respuesta fue negativa», explica. «Si no participa en libros, es porque le encanta controlarlo todo. Pero decidí seguir adelante; el tema era demasiado divertido», añade.

Sin la complicidad de Lucas, ni apenas ninguno de sus familiares, amigos, colegas y colaboradores, Jones se vio obligado a confiar sobre todo en los materiales a su disposición en bibliotecas, hemerotecas, videotecas, extras de DVD, etcétera. Y pronto advirtió que «pese a su reticencia a sentarse delante de grabadoras, Lucas habla por los codos». «Había tantas entrevistas por filtrar. Tenía que abrirme paso entre el ruido y sacar una narrativa de ahí. Era difícil». Poco a poco, y sumando retrasos en la entrega del manuscrito, logró dar forma al caos. Salió la historia de un joven algo enclenque, víctima del bullying, heredero de una papelería, superviviente de un accidente de coche, que llegó al cine casi de rebote y acabó por redefinir Hollywood a todos los niveles.