No podían tocar el tambor. Ya han grabado un disco. «Creo que los hombres temen que toquemos mejor que ellos». Forman el colectivo Ingoma Nshya, en el que las hutus y las tutsis utilizan la cultura para emerger del genocidio ruandés, como una fuerza impulsora que les permite pensar otros futuros.

Las mujeres aborígenes de Ampilatwatja, en Australia, celebraron una ceremonia en 2010 para protestar contra la intervención en el Territorio del Norte, donde viven la mayoría de los habitantes originarios del país.

En octubre de hace tres años, 400 mujeres agricultoras de 22 países africanos se reunieron al pie del monte Kilimanjaro, en Tanzania, para defender el derecho de la mujer a la tierra. La tierra, para quien la trabaja: eso hemos escuchado siempre. No siempre son varones quienes la trabajan.

Dibujar un proyecto se parece a escribir un libro. Una lo piensa y luego se documenta. A veces no hay demasiada información: ¿cuáles han sido las luchas comunitarias feministas en el mundo? ¿No nos estaremos centrando demasiado en las mujeres blancas, heterosexuales (algo menos en las lesbianas y bastante poco en las mujeres trans*) y occidentales? ¿Cómo podríamos darnos cuenta de que hay luchas globales (educación, sanidad, acceso a la cultura, derechos humanos)?

A eso se ha dedicado la ilustradora P.nitas para su último proyecto. Como todavía no la ha contratado una editorial, que no sé a qué esperan, ha lanzado una campaña de micromecenazgo, en la plataforma Verkami, para poder llevarlo a cabo. Se titula ‘Viva la victoria 3’ y ha contado con la ayuda de varias personas para poder encontrar esos logros invisibilizados. El 3 es porque es el tercer año que lo realiza: ha sido una especie de trilogía que espera ver la luz compilada y con textos, en un libro que estamos deseando ver ya.

El posicionamiento político es clave en proyectos de este tipo, cuando muchas mujeres feministas asistimos con horror a la definición de ‘mujer’ conforme a la biología, como si solo estuviéramos construidos biológicamente: «los niños nacen con pene y las niñas con vulva», ¿les suena? P.nitas escribió (y dibujó a una mujer con pene: los géneros no son tan estancos. ): «Existimos sin miedo a lo queer» y el lema ‘Transfeministas inclusivas to’l rato’. Occidente nos ciega mucho. Somos binarios: cuerpo y alma, biología y sociedad…

En Sulawesi, Indonesia, los bugis (que son mayoría) se definen según cinco géneros distintos: makkunrai (mujer femenina); oroani (hombre masculino); calalai (hombre femenino); calabai (mujer masculina) y los bissu, identidades mixtas y no permanentes. Hay sociedades con un orden sociosexual muy distinto al nuestro. Los Ciucki siberianos contemplan siete géneros. Recientemente se han vuelto mucho más conocidos los muxes mexicanos de la región de Juchitán. Son restos que quedan de la colonización, porque las colonizaciones uniformizan. Los nativos americanos de Estados Unidos hablaban de los ‘two spirit’, ni hombres ni mujeres. Tenían poderes o eso se creía y eran muy respetados en su comunidad, igual que lo son los hijras de la India. Hay un artículo maravilloso en la publicación chilena ‘The Clinic’ que habla de estas cosas.

Nuestras convenciones sobre el género son heredadas.

Y, sin embargo, a pesar del papel más o menos preponderante que, en ciertas sociedades o culturas, tengamos las mujeres (piensen en las mammas italianas, por ejemplo), lo cierto es que nuestro espacio, en el planeta entero, ha sido siempre el privado. Y, cuando quisimos horadarlo y ocupar los espacios públicos, nos dimos cuenta de que necesitábamos narrarnos. Contarnos a nosotras mismas, dice P.nitas, «es una herramienta de lucha». Y añade: «Es muy importante que, desde el feminismo identifiquemos de dónde venimos y que seamos conscientes de que, muchas veces, nos unen las mismas causas, aunque pertenezcamos a distintas comunidades o vivamos en diferentes lugares del mundo y en distintos momentos de la historia».

Igualdad, justicia, la defensa de la diversidad y la naturaleza, los movimientos animalistas (que tienen una vertiente feminizada también)… ¿Cuáles han sido los logros del movimiento feminista? ¿Cuáles están siendo sus logros? ¿Cómo podemos movilizar a otras sociedades para «visibilizar la historia silenciada» y para «emprender nuevas luchas glocales y colectivas»? No, nos hemos equivocado con el palabro «glocal», es un acrónimo formado por las palabras «global» y «local», que se usa en el ámbito económico, sobre todo, pero en el social también.

«Alrededor del planeta lo colectivo se subleva contra el individualismo, recuperar estas hazañas, traerlas a nuestra vida diaria y darles fuerza e importancia es un ejercicio de memoria colectiva y de genealogía feminista, necesario para recordar que la unión es la manera de derrocar al sistema capitalista racista y hetero-cis-patriarcal».

Son luchas de todas (las personas). Y otra lucha, también, es pedir obras de artistas locales a los Reyes Magos. Construyamos sociedades cohesionadas: ojalá ese motor en los propósitos de año nuevo.