"Soy un lector absolutamente omnívoro", afirma el escritor guatemalteco (1949) Luis Eduardo Rivera, que presentó el viernes en la Feria del Libro de Cáceres El lector ideal (Llibros del Pexe), un compendio de textos suyos publicados en varios libros y que ha reunido el extremeño Julián Rodríguez Marcos. A través de ellos, puede seguirse un recorrido poético por la obra propia de Rivera y la de sus autores preferidos (Pound, Eliot, Pavese, Sabines...). Otras anotaciones del libro hablan de la condición del escritor y de la obra literaria. "Es una manera de delatar mis influencias. Luego cualquier autor trata de ser original". Pero hay un trabajo previo, que es el de lector, "y este es el más importante", declara Rivera.

El libro contiene referencias a los diarios ("un género que me fascina"), a la necesidad de escribir ("No se puede decir algo en el vacío, uno necesita sacarlo de sí") o el exilio ("el mío fue ideológico. Me sentía ahogado en la cultura guatemalteca").

Rivera, autor, entre otros, de Oficio de lector (diario), Servicios ejemplares (poesía) o Velador de noche, soñador de día (novela) abandonó Guatemala y viajó a México en 1974 buscando un lugar para trabajar. Pero la misma asfixia que sintió en su país natal volvió a ahogarle en el país centroamericano y decidió instalarse en París en 1979. "Allí logré intimidad y pude concentrarme en mi trabajo. París es un mito, una Itaca de muchos escritores latinoamericanos", afirma. Y desde allí, el que parece su destino definitivo, ha vuelto a viajar cada año a Guatemala. Pero ya no regresará.