En momentos de incertidumbre, la unión se convierte en la única arma para salir adelante. Por eso, los diferentes sectores que integran la industria del cine español se encuentran más hermanados que nunca con un objetivo común: intentar que la crisis provocada por la pandemia sea lo menos lesiva posible. Productores, distribuidores, exhibidores y las distintas asociaciones que forman cada uno de los gremios se han sumergido en las últimas semanas en una vorágine de reuniones on line para detallar las necesidades más urgentes a las que se enfrentan tras el parón de sus respectivas actividades.

Hasta el momento eran muchas las incógnitas, pero ya empiezan a despejarse algunas de ellas y el panorama resulta mucho más esperanzador de lo que se vislumbraba hace apenas unos días cuando buena parte de la industria pensaba que la paralización podría alargarse hasta finales de año. Así, si los plazos se cumplieran, los cines reabrirían en la fase 2 (a partir del 25 de mayo), mientras que una parte de la producción audiovisual en la que se incluirían los rodajes podría reestablecerse a partir del 11 de mayo. «Es una gran noticia poder retomar la actividad industrial, aunque hay que hacerlo con cautela y siguiendo todas las indicaciones», cuenta Mercedes Gamero, directora general de Atresmedia Cine. «Hemos estado preparando protocolos que garanticen la seguridad de nuestros trabajadores acordes a las medidas que han ido marcando el Gobierno y el Ministerio de Sanidad, aunque habrá que añadir a los presupuestos todo este dinero extra que suponen los elementos sanitarios, por lo que inevitablemente repercutirá económicamente en nuestra ecuación», sigue Gamero. Se habla de hacer test a los actores para descartar el covid-19 una vez a la semana, que tanto el equipo técnico como artístico esté aislado en un mismo hotel y que no se relacione con nadie que no sea de la producción durante el rodaje. En el aire, uno de los grandes temores, el tema de los seguros, que no cubrirían contratiempos en caso de contagio. Mientras que países como Italia, Francia o Alemania ya han dispuesto partidas económicas para ayudar al sector, en España el anunciado Pacto por la Cultura sigue sin establecer medidas concretas.

«No cabe duda de que la Cultura tiene que entrar en el plan de Estado», dice Válerie Delpierre, productora de títulos de autor como Estiu 1993 y la todavía pendiente de estreno Las niñas. «Las primeras declaraciones del ministro fueron lamentables, pero ha rectificado, y eso nos ha servido para ser más precisos con nuestras propuestas, para que sean más eficientes y con efecto inmediato». Entre ellas, que se asegure la normalidad en la convocatoria de ayudas, mantener el presupuesto que estaba previsto, contar con que TVE siga jugando un rol clave en la industria, así como las televisiones autonómicas. En definitiva, que se apueste por el cine español.

CAMPAÑA / Miguel Morales, presidente de la Asociación de Distribuidores Independientes (Adicine), comenta algunas medidas que han pedido junto a los exhibidores: una bajada del IVA cuando se reabran las salas, que los ERTE se amolden a la realidad de las empresas y que haya una campaña conjunta con el ministerio en la promoción de las películas y del cine en general.

«Antes de la crisis sanitaria, el sector cinematográfico estaba creciendo en España, de manera que el 2019 se saldó con el mayor número de espectadores de la década (105,5 millones, un 7% por encima del año anterior), y los primeros meses del 2020 indicaban esta línea ascendente», apunta Estela Artacho, presidenta de la Federación de Distribuidores cinematográficos (Fedicine).

Según sus estimaciones, tras la paralización de la producción, la distribución y exhibición, se calculan pérdidas de en torno a dos millones diarios. En total, más de 100 millones, según FECE, Federación de Cines de España. Borja de Benito, su jefe de comunicación, reconocía que se necesitarán ayudas a corto, medio y largo plazo para que no haya cines que se queden por el camino.

«Los hábitos de consumo van a ser nuevos, como nuestra vida cotidiana. Por eso nuestro eje de acción tiene que centrarse en generar confianza en el espectador», comenta. Efectivamente, resulta imprevisible saber cómo reaccionará el público, sobre todo, si tenemos en cuenta que buena parte de los espectadores de las salas corresponde a uno de los sectores más azotados por la enfermedad: el de las personas mayores.

Lara P. Camiña, distribuidora de B-Team es consciente de que resulta fundamental recuperar la fidelización del espectador. «Estamos intentando llegar a un acuerdo con los cines, hacer promociones, generar un compromiso de permanencia de las películas y crear un plan de comunicación conjunto para devolver las ganas de ir al cine de forma segura, que es lo más importante».

El gremio de exhibición ha anunciado medidas para garantizar la protección de sus clientes. Entre ellas, el pago con tarjeta, la instalación de dispensadores de gel y mamparas en las taquillas para que no haya contacto con los empleados, la desinfección constante de las instalaciones, el respeto de la distancia física mediante la colocación de indicadores en el suelo y el control de aforo, que se limitará a un tercio.

«Noto un espíritu y un afán de trabajar juntos e intentar buscar salidas en común», culmina Mercedes Gamero. «Tenemos las mismas incertidumbres que el resto de los españoles, pero estamos intentando no dejarnos aplastar por la negatividad y la tristeza para que la rueda no se pare del todo», afirma.