Marcha atrás a la reforma del eje museístico de Madrid. Dos días después de que Carmen Thyssen convocara a más de 1.000 personas contra el proyecto y amenazara con trasladar su colección a otra pinacoteca, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón (PP), anunció que otorga seis meses más para presentar alegaciones y para que el público conozca en "profundidad" el boceto. Este no fue una idea suya sino que fue aprobado en el 2002 con el consenso de todos los partidos políticos.

Tras conocer el anuncio, el director gerente del Museo Thyssen, Carlos Fernández Henestrosa, lo calificó de "buena noticia" y se mostró confiado en alcanzar una cuerdo "que satisfaga a todos". "Trabajando llegaremos a una solución. Lo creo y lo deseo", concluyó.

Gallardón negó que su decisión suponga dar un paso atrás. Más bien, significa dar "un paso muy fuerte hacia adelante". El alcalde reconoció estar "enamorado" del proyecto. Por eso, añadió, la mejor opción es que lo conozca el mayor número de ciudadanos. "En esta vida, solo cuando uno no está convencido de lo que hace, actúa de manera rápida", dijo.

DECLARACIONES Carmen Thyssen, propietaria de 360 cuadros de los más de mil que hay en el museo que lleva su nombre, no hizo declaraciones tras el anuncio de Ruiz Gallardón. Sin embargo, es de suponer que se frotó las manos. Y no es para menos. El alcalde no suele dar su brazo a torcer en los proyectos urbanísticos por más polémicos que sean.

Lo que sí hizo la baronesa fue hablar algunas horas antes de que el alcalde anunciara la tregua de seis meses. En declaraciones a Antena 3, la coleccionista recordó que la ministra de Cultura, Carmen Calvo, es la presidenta de la Fundación Thyssen. "Ella debe luchar para que este museo no se deteriore", afirmó.

El plan del ayuntamiento consiste en reformar el eje que contiene los principales museos de la capital (Reina Sofía, el futuro Caixa Forum, Prado y Thyssen). Según el croquis inicial, la acera del Thyssen se ensancha considerablemente (tendrá siete metros) y albergará árboles. Sin embargo, la calzada pasará de tener cuatro carriles a cinco, separados por una mediana con vegetación. Esto es lo que enfurece a la baronesa, que asegura que habrá una "autopista" delante de su museo. En el otro lado, el que da al Prado, habrá tres carriles para los coches y no siete como hasta ahora.

En contra de los argumentos de la baronesa, la concejala de urbanismo, Pilar Martínez, destacó ayer que la reforma --tal como está diseñada-- conseguirá reducir en un 60% el tráfico de coches. Otro de los puntos de discordia es el de los árboles. El Paseo del Prado está inundado de plátanos, magnolios y acacias japonesas, muchos de los cuales tienen más de 50 años. Tanto la baronesa como los ecologistas y los vecinos afirman que el proyecto afectará a más de 700 árboles de todo el eje, que, aseguran, no se podrán trasplantar debido a sus enormes raíces. "Creo en la naturaleza y voy a seguir defendiendo los árboles y no solo los del Thyssen", exclamó la coleccionista.

El alcalde recordó ayer que la intención del consistorio es no talar ningún ningún árbol. "Se trasplantarán 11", añadió.