Fallecido Eric Rohmer y parcialmente recuperado Sidney Lumet, Clint Eastwood queda en la actualidad como el más veterano de los directores en activo; el otro caso, el del centenario Manoel de Oliveira, está al margen de toda lógica. Pero si el cineasta portugués realiza cada año un filme de pequeño presupuesto, Eastwood no deja de emprender proyectos como los de siempre, con considerable logística de producción, figurantes, grandes repartos y excelso pulso hollywoodiense. Ahí están el díptico del conflicto entre estadounidenses y japoneses que rodó en 2006, Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima , y la reciente Invictus , sobre el fin del apartheid.

Ayer cumplió 80 años. En sus seis décadas de carrera, primero como actor --debutó en 1955 en la película de terror Revenge of the creature -- y después como productor --con Malpaso Productions-- y director --realizó su primer filme en 1971, el thriller Escalofrío en la noche --, ha pasado de ser un actor rudimentario y un cineasta reaccionario a convertirse en uno de los maestros, el último clásico de Hollywood y una auténtica referencia capaz de concitar aún el interés del gran público y el de casi toda la crítica. Privilegio del que pocos gozan.

Gran Torino es uno de sus últimos éxitos comerciales, lo que demuestra que sus películas funcionan mejor en taquilla cuando está él al frente del reparto. Eastwood fue capaz de crear un personaje tan rotundo como el inspector Harry Callahan, en Harry el sucio (1971) , y defenestrar después esa misma tipología en un filme tan turbador como En la cuerda floja (1984). Cuando nadie daba un duro por el cine del Oeste, se sacó de la manga El jinete pálido , en 1985, y Sin perdón , con el que logró el Oscar en 1992. Quienes le consideraban reaccionario y machista tuvieron una especie de revelación cuando retrató con un respeto encomiable a Charlie Parker en Bird (1988) o al mostrar su lado más humana en Los puentes de Madison (1995).

El mito tiene más caras de las previstas, del macho man al cineasta sutil, del cineasta de derechas al fustigador de las taras de la política estadounidense, del heredero de Sergio Leone al director que en un festival de Cannes aseguró que lo más interesante había sido una película del iraní Abbas Kiarostami. En la última década ha dirigido ni más ni menos que 10 películas y no muestra síntomas de agotamiento. Para enero de 2011 está previsto el estreno en España de Hereafter , un thriller europeo protagonizado por Matt Damon, y ya prepara Hoover , un biopic del creador del FBI, J. Edgar Hoover, en el estaría DiCaprio.