Con 61 años, 1,70 de estatura y 55 kilos de peso, Lita Claver La Maña, confiesa ser "pura carne de teatro" y seguir "enamorada del Paralelo". Este bellezón maduro con cabello negro zaíno, dentadura nacarina, voz fotofónica y largas extremidades se retira del espectáculo. Lo anunció en su último bolo en Lumpiaque, un pueblo de su Zaragoza natal. "Soy la mayor de 16 hermanos gitanos, hija de un burrero trashumante", ha declarado a este diario la artista, nacida en 1945 en el Coso Viejo.

A los cinco años se inició en el teatro y a los ocho hizo su primera gira bailando flamenco. A los 15 iba con la compañía de Fernando Esteso. "Nunca fui al colegio porque siempre estuve trabajando. Aprendí en la calle, en los escenarios".

UN GENERO MUY COSTOSO ¿Por que se retira La Maña si, aún, la gente le pregunta cuándo reaparece en Barcelona? "Me retiro porque mi género, el music-hall, es muy costoso si se quiere presentar dignamente". Y reivindica: "Faltan empresarios y ayudas de la Administración, que nos tiene olvidados".

En la retirada de La Maña concurre otra circunstancia: Olga, su nieta de dos años. "Ya que no disfruté de la infancia de mi hija Natalia, ahora quiero disfrutar siendo la canguro de Olga".

Múltiples recuerdos asaltan a la que en su tierra llaman La catalana. Uno de sus grandes éxitos en el teatro Fleta de Zaragoza fue ¡Qué coña tiene La Maña!, un récord de taquilla de un recinto con 2.800 localidades. Durante 11 años trabajó en El Molino. Nunca se sintió rechazada por su etnia. "Los gitanos se van integrando paulatinamente en la sociedad, que cada vez es más mestiza y multicultural", dice. Lita Claver vive en el Paralelo sin poder ocultar su tristeza por la decadencia teatral de la avenida en la que fue una reina.