Maribel Verdú (Madrid, 1970) nunca ha despedido a nadie. Ni sabría ni podría. Demasiado pudor. Demasiados escrúpulos. Ella, en la vida real, no puede ser más diferente a su personaje en 'La punta del iceberg', una gélida ejecutiva que se vuelca en el trabajo pisando cabezas. No es ciencia ficción. Es el día a día laboral. 'La punta del iceberg' -que se estrena el 29 de abril tras su paso por el festival de Málaga- es una película "absolutamente cruel y realista". "Una radiografía certera y espeluznante de lo que está sucediendo en las grandes empresas. Por culpa de la crisis y los ERES las plantillas se quedan con mucha menos gente, pero el balance de cuentas tiene que ser el mismo. Como te quejes o denuncies abusos de poder, ya sabes dónde está la puerta. ¿Y qué hago con 53 años, de repente en la calle, teniendo que pagar un piso y mantener a mis hijos?", concluye Verdú, que podría embolsarse con su papel una Biznaga a la mejor actriz, premio que nunca ha tenido. Y eso que la madrileña lleva 31 años en la profesión y en su mochila porta unos cuantos papeles por los que "será recordada": la Trini de 'Amantes', la tuerta de 'La buena estrella', la Mercedes de 'El laberinto del Fauno', la madrastra de 'Blancanieves'…

LOS SUICIDAS

Ópera prima del realizador de televisión David Cánovas, 'La punta del iceberg' está inspirada en hechos reales: los 35 suicidios que hubo entre los empleados de France Télécom en el 2012 y por los que la empresa fue imputada por acoso. Suicidio es una palabra grave y a los que lo comenten se les suele calificar de débiles. "Que alguien quiera quitarse la vida es tan terriblemente triste. Que la vida pueda contigo. No puedes juzgar, tienes que saber realmente por qué alguien decide suicidarse, sus circunstancias tan bestiales como para que no pueda aguantar. Siempre se dice que un suicida es alguien cobarde, y a mí me parece que hay que tener una valentía acojonante. No puedo imaginarme qué pasa por la cabeza de alguien que hace eso", opina Verdú.

ACOSO LABORAL

El mundo del cine -gente habitualmente progresista y de mente abierta- no tiene nada que ver con el asfixiante mundo empresarial de tiburones sin escrúpulos. Aún así, la madrileña afirma que "dos veces en su vida" se ha encontrado con una situación laboral horrorosa. "Pasó hace mil años, aunque todavía no era quién soy hoy", subraya sin dar más explicaciones.

Dentro del mar de tiburones en los que se mueven los ejecutivos de la punta del iceberg hay uno decente. Cabal y con dos dedos de frente. Es el personaje sindicalista de Carmelo Gómez. ¿Pero no había dejado el cine? Sí. Por lo menos, lo había anunciado. Y varias veces. Pero ante su ausencia en Málaga (está de gira teatral) su compañera de reparto y amiga le desmiente. "Es mentira. Que nadie le haga caso. No podemos no tener a Carmelo Gómez. Es uno de nuestros mayores talentos. Tenemos una complicidad bestial siendo totalmente distintos. Hemos discutido mucho, nos hemos amado, nos hemos dejado de hablar... Y eso se nota en la película", presume la protagonista.

NADA DE TELE

A Verdú no deja de sorprenderle la cantidad desmesurada de actores (sobre todo, jóvenes) que se dan cita en el certamen de Málaga. En sus tiempos mozos eran tres: Emma Suárez, Aitana Sánchez Gijón y ella. "No teníamos nada de inocentes, pero no había esta competencia brutal de ahora, con las series de televisión". Lo dice una persona que nunca ve la tele. Ni en los hoteles ni en casa. "Cuando termino de trabajar escucho música. O pongo series americanas y nórdicas, que son el mejor cine independiente". ¿Y de redes sociales, cómo anda? "Solo tengo Instagram, me encanta compartir fotos y momentos". De Facebook se quitó después de demasiados "agobios" y en Twitter nunca ha entrado porque se lo prohibió su representante.