L a muerte de Fidel Castro, a finales del 2016, cerró una etapa de 60 años de la historia de Cuba. A pesar de este acontecimiento, los cambios producidos desde entonces en la isla han sido pocos, debido sobre todo a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca aquel mismo mes de noviembre. Cabría esperar que Leonardo Padura hubiese aprovechado este suceso para incluirlo en su última novela, La transparencia del tiempo (Tusquets, 2017), pero ha preferido mostrar cómo se respiraba en la isla en los últimos años de vida del dictador.

Mario Conde lleva tiempo retirado de la policía. A pesar de ello, recibe un encargo de uno de sus antiguos compañeros de estudios. Bobby era hasta hace poco el propietario de una escultura de la Virgen de Regla que lleva años en su familia. No solo es una pieza con un gran valor sentimental para él, sino que también afirma que la obra tiene poderes curativos. Alberga sospechas muy fundadas de que ha sido su examante quien se la ha llevado junto a joyas y otros objetos de valor. Pero el hecho de que rehúse acudir a la policía resulta sospechoso.

Gracias a la búsqueda del presunto saqueador, recorreremos junto a Conde algunos de los lugares más dispares de La Habana. Partirá de las calles más coloridas y fotografiadas de la ciudad como Prado, Virtudes, Concordia o San Miguel, dibujando para nosotros farolas, arabescos, escaleras y portones. Pero página a página nos adentraremos en el lado más oscuro de la ciudad: los «Llega y pon», asentamientos ilegales de chabolas donde las condiciones de vida no podrían ser más miserables. Este emplazamiento resulta la materialización de las decenas de reflexiones con las que Padura siembra las páginas de su novela. El dolor por la terrible crisis que asola el país, el lamentable estado de calles y viviendas, la propia privación del derecho a soñar de miles de cubanos. Son varios los diálogos en los que se reclama tan solo la opción de poder escoger. De poder quedarse o irse, de poder elegir una forma de vida u otra, de tener derecho incluso a equivocarse. Todo es ilegal, todo está prohibido, y nada despierta más las ansias de soñar que las barreras.

Si en Adiós, Hemingway nos trasladábamos a los últimos años de vida del escritor norteamericano en la isla, y al desembarco de refugiados judíos en la Cuba de 1939 en Herejes, en La transparencia del tiempo viajaremos con él no solo en el tiempo, sino también en el espacio. A través de una serie de capítulos que se remontan hasta la España del siglo XIII, descubriremos cómo esa Virgen de Regla ha sido capaz de sortear los más variopintos contratiempos para cruzar el Atlántico. Gracias a estos breves cambios de escenario, observaremos que las inquietudes y las reflexiones de los personajes no varían tanto 900 años arriba o abajo.

Por todo esto, la última novela de Leonardo Padura llega a las librerías en el momento justo. Estamos ante una historia que promueve la tolerancia y el respeto, que denuncia las injusticias y que trata de hacer comprender al lector que no somos tan diferentes unos de otros. Que levantar barreras nunca suma, siempre resta. Que nunca podemos construir nuestra felicidad en los límites de la infelicidad de nuestro vecino. Porque corremos el riesgo de que algún día él trate de hacer lo mismo.

‘LA TRANSPARENCIA DEL TIEMPO’

Leonardo Padura

Editorial Tusquets