Después de dos meses y medio de ensayos del Teatro Español de Madrid en el escenario emeritense, el veterano y versátil dramaturgo Mario Gas ha vuelto al Festival de Teatro Clásico de Mérida como director de las ‡2Las Troyanas‡1. Como actor, también ha visitado en varias ocasiones la escena extremeña. Sin embargo, ahora regresa a la capital emeritense hablando por boca de Eurípides, con un texto duro, amargo, beligerante y profundo.--La reflexión que hace Eurípides de este texto es que las mujeres siempre salen perdiendo. ¿Han cambiado las cosas desde entonces?

--Han cambiado muchísimas cosas, por suerte, pero sigue habiendo problemas muy serios en cuanto al colectivo de la mujer. Eurípides escoge, de todas maneras, el colectivo de las heroínas y de las aristocráticas de Troya e incluye a ese grupo como uno de los vencidos. Pero no es una mirada única y exclusiva de ese grupo de mujeres.--¿Cuál es entonces el mensaje que quiere transmitir?

--La reflexión es sobre el precio de las guerras para los vencedores y la aniquilación que sufren los vencidos, una reflexión, al mismo tiempo, muy profunda, muy aguda. Es evidente que es la mujer el botín de guerra para la interceptación absoluta de la capacidad de renovación del lugar o país al que se ha vencido. Éste es un punto de vista muy interesante e importante en Eurípides: la mujer como elemento transmisor de vida tiene que ser desconectado del elemento masculino para que la civilización masacrada no cree problemas nunca más.--Los siglos pasan, pero ¿los conflictos permanecen?--Bueno... las guerras cada vez son más mentirosas, invaden con mentiras y aniquilan a mucha población civil, de modo que hoy también se intercepta todo aquello que pueda ser un peligro para el invasor. Pueden haber cambiado las formas, pero la crueldad de las guerras y el afán de poder es algo que está a la luz del día. --¿Qué aporta esta versión de Ramón Irigoyen a la original?

--Lo mejor que se puede decir de él, es que siendo absolutamente fiel al texto de Eurípides, tiene la gran virtud de establecer un lenguaje en castellano, que siendo riguroso con el original, es claro, meridiano y tiene su razón lógica de ser. En ese sentido, la versión de Irigoyen es espléndida.--¿Qué imágenes nuevas nos ofrece Mario Gas?

--Hay que verlo en el teatro, aunque es cierto que intento aproximarme al trabajo desde un punto de vista contemporáneo. Como habitante del siglo XX y XXI, no puedo colocarme en otra tesitura, pero tampoco me dejo influir por novedades o por estilos nuevos. A veces, muchas puestas en escena lo que hacen es enmarañar y oscurecer lo que se quiere explicar en virtud de una modernidad más que dudosa. --¿Qué se encuentran los espectadores con sus Troyanas?

--Un potente espectáculo teatral, que justifica una hora y cincuenta minutos de placer.