El cine español celebró su gran noche. La 32 edición de esta esperada cita fue conducida por los humoritas Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla después de tres años de ser Dani Rovira el maestro de ceremonias. «Es vuestra noche, podéis agradecer lo que queráis, no hay límite», aseguraron los presentadores.

Uno de los momentos más emocionantes fue cuando Marisa Paredes recibió el Goya de Honor y un caluroso y entrañable aplauso del público asistente. «Por fin nos vemos las caras tú y yo», declaró la actriz.

Eneko Sagardoy (Durango, Vizcaya, 1994) se hizo con el Goya al mejor actor revelación por su papel protagonista en Handia, una fábula real sobre la dificultad de aceptar al diferente, ambientada en el siglo XIX.

Carla Simón (Barcelona, 1986) conquistó el Goya a la mejor dirección novel con Verano 1993, un delicado relato autobiográfico sobre el duelo infantil rodado en catalán.

Woody & Woody, un homenaje a la figura del cineasta Woody Allen, recibió el premio al mejor corto de animación.

Fueron los galardones que, al cierre de esta edición, ya se habían dado a conocer.

Las caras más llamativas del cine español, entre ellas Javier Bardem y Penélope Cruz, acudieron a esta cita que quiso ser reivindicativa y dejar claro que es más que necesario luchar por la presencia de la mujer en ese sector artístico.

MULTILINGÜE / Además, la 32 edición de los Goya celebraba un cine renovado, diverso y multilingüe, ya que las cinco películas finalistas al premio principal están rodadas en cuatro idiomas diferentes.

Aunque dos de ellas están dirigidas por mujeres -La librería de Isabel Coixet y Verano 1993 de la premiada Carla Simón- sólo un 27 % de los nominados a estos premios de la Academia de Cine era mujeres.

La película con más nominaciones de esta edición, con hasta 13 candidaturas, era la vasca Handia.