El escritor y académico Luis Mateo Díez se definió ayer como "un viajero inmóvil", ya que, confesó, el viaje para él se corresponde con "la experiencia de la ficción", que contiene "sensaciones de movilidad" y está siempre "nutrida de personajes".

"Los viajes de la imaginación proponen siempre un descubrimiento", dijo Mateo Díez (Villablino, León, 1942) en una conferencia, dentro del curso de la Complutense Un viaje fantástico (el periplo de la creación) , en la que expuso algunos de los elementos cruciales del sustrato de su literatura y profundizó en la experiencia del viaje imaginario.

Tras revelar que es "de lo menos viajero que puede existir", el escritor leonés demostró su interés por el viaje como arquetipo literario, pero también como "connotación de la intensidad de salir" y como "extraña zozobrade no saber si al salir, volveré".

"La experiencia de la ficción guarda una contradicción entre la inmovilidad del que escribe y la movilidad extrema de su imaginación", señaló este escritor, cuya prolífica trayectoria literaria ha sido reconocida con premios como el Nacional de la Crítica y el Nacional de Narrativa, que se llevaron, por partida doble, sus novelas La fuente de la edad y La ruina del cielo .

Mateo Díez afirmó además que, a la hora de escribir, tiene la doble sensación de viajar a lo cotidiano y de construir, al mismo tiempo, múltiples viajes imaginarios.

"Ahora mismo vengo de un teórico viaje donde hay dos personajes que se encuentran, y donde uno de ellos padece un tormento de la mente, que es más bien una tormenta", dijo Mateo Díez, aludiendo a su nueva novela, que discurre en Armenta.