¿Quién se esconde bajo el seudónimo de Avellaneda, el autor del Quijote apócrifo? Esa investigación realizada en pleno siglo XVII es el arranque de Ladrones de tinta , de Alfonso Mateo-Sagasta (Ediciones B), ganador del I Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza fallado el pasado viernes.

Mateo-Sagasta (Madrid, 1960), que regentó una librería especializada en temas de arqueología y antropología, se inició en el género histórico con su primera novela El olor de las especias , que transcurre en el siglo X.

Ladrones de tinta sigue las peripecias de Isidoro de Montemayor, al que se le encarga investigar el enigma cervantino. "La acción transcurre en un Madrid en el que conviven Lope de Vega, Vélez de Guevara, Góngora y Quevedo", dice el autor, que recuerda cómo su lectura del Quijote le hizo enfrentarse con la personalidad oculta de Avellaneda y con el papel de Lope en la primera parte del libro. Unir ambas historias le llevó a "una historia asombrosa" que decidió recrear. "He empleado un lenguaje actual para hacerla más asequible al lector".