Ha producido, coescrito y protagonizado Promised land , que ayer fue presentada en el Festival de Berlín. Dirigida por Gus Van Sant --con quien Ya rodó El indomable Will Hunting (1997) y Gerry (2002)--, la película medita sobre un asunto económico y medioambiental candente: la fracturación hidráulica o fracking , un método para la extracción subterránea de gas natural que para unos es una forma barata de liberarnos de nuestra dependencia del petróleo y para otras una forma de contaminar el agua, envenenar las cosechas y matar el ganado.

Promised land plantea preguntas importantes acerca de la avaricia corporativa, el poder de las pequeñas comunidades y el peso de la responsabilidad moral, pero su genuina preocupación por esos temas solo hace que sus fallidas decisiones narrativas y su falso moralismo resulten aún más lamentables. En otras palabras, ser una película llena de buenas intenciones no la convierte en una buena película. Como dijo Frank Capra, a cuyo cine trata Promised land de parecerse, "si quieres mandar un mensaje, inténtalo a través de la Western Union".

--¿No iba usted mismo a dirigir esta película? ¿Qué pasó?

--Sí, y fue duro renunciar a hacerlo. Pero simplemente no encajaba en mi vida. De hecho, mi decisión más acertada como productor fue tomar la medida de despedirme como director. Dirigirla me habría supuesto estar lejos de mi familia demasiado tiempo y eso me habría distraído. No habría hecho un buen trabajo. Y queríamos hacer esta película en este momento, porque es ahora cuando la polémica sobre el fracking está en los medios de comunicación y la gente está hablando de ello.

--¿Qué le interesó del asunto?

--Que hay muchos intereses en juego y tanto las ganancias como las pérdidas potenciales son increíblemente elevadas. Recuerdo que, cuando íbamos a las zonas rurales en las que rodamos la película y preguntábamos a la gente sobre el fracking , estaban realmente divididos. Si crees que la crisis económica es un problema en las ciudades, ni te imaginas hasta qué punto es grave en el campo. Muchas personas van a perder las granjas. Recuerdo que un par de granjeros vinieron al rodaje y nos dijeron: "Más os vale no decir nada malo acerca del fracking ". Mucha gente tiene la sensación de que no les queda otro remedio que vender sus terrenos a esas grandes compañías energéticas porque, en caso contrario, van a arruinarse.

--La película no ofrece respuestas al respecto pero, ¿cuál es su postura personal?

--No lo sé, porque hay mucha falta de información. Te metes en internet y obtienes opiniones contradictorias en función de a qué científico o qué profesor decidas leer. Pero sí creo que existen formas más baratas, más eficientes y más seguras de obtener energía. El fracking podría envenenar no solo el agua sino también las relaciones humanas. Además, se ha creado una situación en la que muchos podrían ganar mucho dinero, y en esos casos siempre hay que ser un poco escéptico. Mark Twain dijo: "Es imposible hacer a alguien entender algo si el hecho de que ese alguien gane mucho dinero depende de no entenderlo".

--Ha definido Promised land como un filme sobre la identidad americana. ¿A qué se refiere?

--Creo que habla del lugar en el que mi país se encuentra ahora mismo, de dónde venimos y adónde vamos. En Estados Unidos los ciclos políticos son muy cortos, hay elecciones al Congreso o al Senado cada dos años, y eso hace que los políticos solo se preocupen por asuntos que puedan resolverse a corto plazo y así les aseguren la reelección. El problema es que son los otros asuntos, los que requieren mucho tiempo de trabajo, los que van a determinar nuestro futuro. Por eso creímos que era importante utilizar la película para ofrecer cierta esperanza al público, dejarles claro que para ir adonde tenemos que ir podemos hacerlo juntos, y que eso hará del mundo un lugar mejor.

--¿Le ha convertido la paternidad en una persona más consciente sobre asuntos medioambientales?

--Probablemente, porque nuestros hijos no pidieron estar en este mundo. Nosotros los trajimos aquí y me parece muy injusto limitarnos a decirles: "Esto es lo que hay". Por eso, creo que es importante tratar de asegurarnos de que nuestros hijos serán inteligentes y buenos ciudadanos, porque así tal vez arreglen los destrozos que nosotros estamos haciendo.

--La crítica estadounidense no ha sido amable con la película. ¿Cómo le ha afectado?

--Estoy algo triste, sobre todo porque yo me siento muy orgulloso de la película. No soy de esas celebridades convencidas de que todo cuanto hacen es estupendo, genial. A veces lees una crítica negativa y te das cuenta de que pudiste hacer algunas cosas mal. Pero, en este caso, sé que no cambiaría nada.