Ana María Matute cumple ochenta años el martes y asegura que el mejor regalo que se le puede hacer a su edad es "estar viva". Se siente bien de salud, aunque tenga algunos achaques; es "más feliz" que cuando era joven y anda enfrascada en una nueva novela porque para ella escribir es como respirar.

Por eso, no duda al afirmar: "El mejor regalo que me pueden hacer es estar viva y sin enfermedades; con muchos achaques..., pero viva", dice, con esa energía que transmite a sus palabras.

"La escritura forma parte de mi mundo, de mi vida, es un largo camino de iniciación que no termina nunca", dice, en una entrevista con Efe, esta catalana que se considera tan sólo "una contadora de historias" y que ha hecho de la palabra su tabla de salvación.

Ya lo dijo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, en el 98: "La palabra es lo más bello que se ha creado. Es lo que nos salva", y a esa búsqueda constante de la palabra ha consagrado su vida.

Acaba de estar en El Escorial (Madrid) el pasado viernes y, el 25 de julio, intervendrá en Huelva en un curso de la Universidad Internacional de Andalucía. Luego vendrán Santander y, de nuevo, El Escorial. Una actividad que no le impide sentarse un rato para hablar de "la magia" que hay en su literatura, de lo importante que es la naturaleza en su vida y en su obra o de cómo se siente a sus inminentes 80.

"Me siento muy bien, muy animada. Me siento mejor ahora que cuando era más joven y estaba, por ejemplo, con la separación de mi primer marido", dice la escritora, poco partidaria de volver la vista atrás si no es "para recuperar las cosas bonitas de la vida", que las tiene "y muchas".

"Soy muy sentimental, muy sensible y todo lo que sea un reflejo de amor, comprensión y solidaridad me emociona y me impacta mucho", asegura la académica de la Lengua, que ha dejado sobradas pruebas de su talento narrativo en títulos como Los hijos muertos , Olvidado Rey Gudú o Aranmanoth .

A Ana María Matute se le iluminan los ojos cuando habla de su infancia. En ella tuvo "momentos fantásticos", como cuando leía de noche, a escondidas, ayudándose "con una linternita" y lograba sumergirse en "el mundo maravilloso de los cuentos de hadas", cuyas pequeñas historias encierran "la grandeza y la miseria del ser humano".

LA MAGIA EN SU OBRA Su literatura "no es fantástica". "Es magia, que no tiene nada que ver con lo fantástico. La vida es mágica y yo he sentido la magia desde pequeña", afirma la escritora, que cuando era niña podía "ver" cómo eran las personas por dentro y, "rápidamente", se daba cuenta "de si eran hipócritas, traidores, si no decían la verdad. Esa facultad la he perdido con los años", reconoce.

En sus obras ha recreado con frecuencia la Edad Media, una época que le "fascina" por "esa mezcla de espiritualidad y brutalidad que hay en ella". Y le entusiasma también la naturaleza, sobre todo "el bosque y el mar".Este verano, entre viaje y viaje, Matute seguirá avanzando en la novela que tiene entre manos y de la que parece estar contenta, aunque siempre evita hablar de un libro suyo cuando lo está escribiendo.

Se titulará Paraíso inhabitado y estará ambientada en España, en los años treinta y cuarenta. Como en todos sus libros, en éste también "habrá elementos mágicos, pero de otra forma; hay que saberlos ver", concluye.