Por segundo año consecutivo, el teatro catalán no estaba muy representado en los premios Max. Sin embargo, la obra de un director catalán salió ayer victoriosa en una gala en la que se oyeron mil gritos contra el IVA y el estrangulamiento de la cultura. Mario Gas se impuso al gran favorito, Miguel del Arco (Juicio a una zorra y De ratones y hombres ), y triunfó con Follies , el musical que dirigió cuando todavía era el máximo responsable del Teatro Español y que se llevó los seis Max a los que aspiraba.

Tras ocho años al frente del Español, Gas abandonó en julio del 2012 la institución meses después de que Ana Botella (PP) sucediera a Alberto Ruiz-Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid al nombrarle Mariano Rajoy ministro de Justicia. La salida de Ruiz-Gallardón también provocó la marcha de la delegada de Artes, Alicia Moreno, persona fundamental en la trayectoria madrileña de Gas, al que le gusta definirse como "barcelonomadrileño".

Tras dos años saliendo por la puerta grande de los Max, el combativo Miguel del Arco --hombre de moda en el teatro español contemporáneo-- se quedó con las ganas de salir al escenario. En su lugar, fueron los responsables de Follies , con Mario Gas a la cabeza, los que se declararon los reyes de la noche. El musical, uno de los mejores que se ha hecho en España en los últimos años, se llevó seis manzanas (el galardón tiene forma de esa fruta ataviada con un antifaz), entre ellas las más jugosas: director de escena (Mario Gas), dirección musical (Pep Pladellorens), figurista (Antonio Belart), mejor espectáculo musical y mejores actores de reparto: Carlos Hipólito y Asunción Balaguer, que a sus 86 años debuta (y sin miedo) en el género musical. No deja de ser bonito que Follies , última obra que Gas dirigió en el Español, trate precisamente de cómo un director (papel que interpreta el director catalán) levanta una última obra en un teatro abocado al cierre. "Hola. Soy Mario Gas y dirijo musicales", se rio el director cuando recogió el galardón al mejor director de escena, que dedicó a su amigo del alma, el fallecido Constantino Romero. 2No me esperaba este premio. Soy un bocadillo y estoy entre dos grandes creadores", añadió en referencia a sus competidores: Alfredo Sanzol y Miguel del Arco.

Siguiendo con la estela catalana, otra obra que salió reforzada fue En la luna , coproducción del Teatro de la Abadía y el Teatre Lliure. El montaje se llevó tres premios. Entre ellos, el de mejor espectáculo arrebatándole el galardón a La vida es sueño y De ratones y hombres . Las otras dos manzanas de En la luna fueron a parar a Alfredo Sanzol como mejor autor en castellano y a Juan Codina como mejor actor de reparto.

Con respecto a la mejor interpretación femenina protagonista, el duelo estaba servido. Estaban nominadas tres monstruos de la escena: Amparo Baró (Agosto ), Blanca Portillo (La vida es sueño ) y Carmen Machi (Juicio a una zorra ). Finalmente, fue Baró --impresionante en el papel de una madre de familia agotada por las circunstancias-- la que venció.

COMPAÑIA PEQUEÑITA Rompiendo todas las quinielas previas, De ratones y hombres se tuvo que conformar con dos premios técnicos, como los de mejor diseño de iluminación y mejor escenografía. La productora de Miguel del Arco, Kamikaze (Juicio a una zorra ) se quedó sin la manzana a la mejor empresa de teatro, galardón que tampoco consiguió Concha Busto (productora de De ratones y hombres ) sino a una compañía pequeñita: Ron Lalá Teatro (Siglo de oro).

En danza, el premio a la mejor interpretación femenina fue para Teresa Nieto por Tacita a tacita , que también cosechó otra manzana para Manuel Liñán.

Como ya sucedió el año pasado, la gala de los Max --a la que no asistió ni el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, ni el secretario de Estado, José María Lassalle-- se convirtió en una declaración de guerra contra el IVA. Uno de los primeros en alzar la voz fue el presidente de la Fundación Autor, el guionista y dramaturgo Antonio Onetti, para quien el aumento impositivo al 21% ha colocado al país "líderes de Europa en algo, además del paro". Los productores teatrales, añadió Onetti en tono combativo, han asumido el aumento impositivo para evitar un incremento del precio de las entradas y, con ello, una huida de los espectadores, que ya han caído en un 30% por la crisis.

Que la gala tendría un tono reivindicativo se vio desde el minuto uno, cuando el maestro de ceremonias, Alex O'Dogherty, empezó el acto con un número titulado Sí que se puede .