Paul McCartney, muy sonriente, y Heather Mills, mucho más seria, se personaron ayer por segundo día consecutivo en el Tribunal Superior de Londres, donde se celebran los trámites preliminares de su divorcio. El excomponente de The Beatles habría ganado, según la prensa, "el primer asalto" en la batalla legal, al desestimar el juez bastantes de las alegaciones presentadas contra él por la exmodelo.

La amabilidad mostrada por McCartney, de 64 años, que saludó educadamente a los periodistas, contrastó con el talante áspero de Mills, de 39 años. La todavía mujer del cantante se presentó en el tribunal con rostro grave, oculto tras unas gafas de sol, e ignoró a la prensa. Ambos asistieron a una vista a puerta cerrada, tal y como contempla la legislación británica, que prohibe la presencia de la prensa en casos de divorcio.

Documentos filtrados a la prensa británica apuntan que Mills alegó, entre otras cosas, que su marido tuvo un comportamiento violento con ella en cuatro ocasiones, algo que el exbeatle ha negado rotundamente. El juez habría desestimado ya, según The Sun, parte de las acusaciones de la exmodelo.

Al finalizar la sesión, los abogados de ambas partes no aclararon si el procedimiento preliminar ha finalizado. Se limitaron a difundir un comunicado conjunto en el que pidieron a los medios "respeto para su intimidad". McCartney abandonó el tribunal exhibiendo el signo de la victoria. Mills lo hizo media hora más tarde por una puerta trasera reservada a los jueces, sin pronunciar palabra.