Le dije a Jesús Carmona (Barcelona, 1985) que el hilo conductor de su espectáculo era su generosidad, y lo sigo manteniendo. ‘El camino’ el espectáculo creado por el bailaor y bailarín ex profeso en Madrid para el Corral de la Morería (en escena hasta el 17 de febrero) nos permite recorrer la historia del baile desde los tablaos y cafés cantantes, hasta el asentamiento de esos festivales que lograron ‘salvar’ a los artistas de los caprichos y fiestas interminables de los señoritos de turno. Fue la época en la que comenzó a dignificarse este arte, y también el momento en el que surgieron tablaos como el Corral, que hoy por hoy aguarda lo puro de antaño, la elegancia del que se sabe precursor y la sabiduría de los que eligen con el conocimiento y se adelantan, porque reconocen lo que es bueno. La elección de Jesús Carmona no es baladí. El bailaor unifica, como en pocas ocasiones he visto, los conocimientos de danza y flamenco y lo muestra en el escenario de forma natural. Un baile fuerte, seguro, también austero, que Carmona muestra con una humildad vergonzante para el que no la tenga (que los hay) Ganas, garra y un ‘Ímpetu’ que le han servido para dar nombre a su nuevo espectáculo. Ese que desgranará los días 6 y 7 en Segovia. Jesús Carmona, ¡no para! (gracias a Dios)

--¿Cree usted que se entiende ‘El camino’?

--Hay cosas que se van desarrollando y completando a medida que se van desgranando, porque el espectáculo lo concibes con una idea y luego cuando lo ves en el directo le vas plasmando pequeños retoques, pero si es verdad que creo que mostramos ese ‘Camino’ de una forma muy etérea…, no estoy buscando algo que esté muy relacionado, una imagen que tú tienes ‘esto es esto, esto es esto…’ sino que dejo que el público también, sobre todo la gente que entiende y que sabe de lo que estamos hablando, que se haga sus cábalas y sus pensamientos. El espectáculo está dividido en cuatro bloques, cuatro escenas que están muy divididas entre ellas, por eso digo que no hago ningún corte. El principio es como las tascas, ese momento de la soledad del guitarrista y el cantaor en una silla de enea con esa luz más íntima…, luego paso al momento de soledad del bailaor cuando el baile se empezó a crear de otra forma, desde una disciplina, quiero decir. Después pasamos a la siguiente escena que son los tablaos y los cafés cantantes, cuando está todo el cuadro arriba, que es una sevillana, un baile, otro baile…, ese momento de la escuela bolera, para luego pasar también el paso a los grandes escenarios y a la dignificación, como usted bien decía, de este arte. Cuando se pasó a los escenarios, a los festivales nacionales e internacionales. Entonces, son esos momentos de ‘solo’ cuando el arte en su soledad, coge el suficiente peso como para embelesar a un público.

--Me sigue pareciendo que es usted excesivamente generoso con los demás sobre el escenario…

--¡No lo sé! Yo tengo que estar al servicio de la idea original. Yo no puedo estar por encima de esa idea porque necesito que tenga un porqué, un hilo conductor. A veces acierto y otras no, porque sabemos que este arte es prueba y error, prueba y error, pero sí que es verdad que se me puede echar de menos pero bueno…

--Creo sinceramente que el hilo conductor es su generosidad…

--Puede ser, no lo sé…, pero sí que es verdad que yo lo planteé en un principio como un camino por los espacios por donde ha pasado el flamenco y necesitaba, visualmente, tener ciertas imágenes donde estaba incorporado y otras veces no…, es cierto que me pongo al servicio del espectáculo.

--¿Cuánto ha dado la danza al flamenco y el flamenco a la danza?

--Yo creo que hoy por hoy es un ‘fifty fifty’. Creo que el 99% de los artistas tienen nociones, tanto de danza como de flamenco pero luego cada uno tiene su camino, su estilo, su forma y sus sentimientos, pero sí que es verdad que hoy en día creo que todo, o en muy alto porcentaje, hemos bebido de un sitio y de otro. Luego a uno le viene más cómoda una forma, más cómoda otra, pero si considero que todos bebemos de la misma fuente.

--Me admira como conjuga usted, con tanta naturalidad las dos disciplinas…

--Yo empecé a bailar con seis años con Soledad Poveda, la hermana de Miguel en Barcelona en una peña… o sea, he bailado flamenco en cuadros, de peñas en peña cada fin de semana, ¡ese ha sido mi vicio! Luego con nueve años entré en el conservatorio, empecé a conocer la danza, el contemporáneo y sí que es verdad que me viene cómodo a mi cuerpo…

--Eso es lo que yo noto…

--Sí, sí…, pero yo me siento bailaor, y con eso no aparto mi parte de bailarín porque también la tengo y estoy muy orgulloso de tenerla.

--Pues, ¡no he conocido a un artista que se embuda en un traje de bailarín y bailaor y que le siente tan bien…! Y encima, ganándose el respeto de las primeras figuras tanto de un arte como de otro…

--¡Pues para mí es un halago que me diga eso…! pero si es cierto que me sale de forma natural. Yo me meto en el estudio porque a mí me gusta, me gusta sudar, sentir que estoy activo…, y mira que luego estamos aquí, en el Corral todas las noches, y los palizones que me meto…,¡Cómo me meta un mes así a mí me va a dar algo! (se ríe) pero es que luego… te sientes cómodo, te sientes a gusto y no puedes evitarlo…, Me gusta estudiar, y me gusta probarme pero sí que es verdad que esta forma no me lo ha dado el estudio: me lo ha dado el tablao.

--Y cuando a uno le dan el El Desplante de 2012 como bailaor, y luego es candidato como bailarín en los premios Max dos años después, ¿Cómo se conjuga?, ¿hay que elegir?

--Yo no. Jamás elegiré entre ser bailarín o ser bailaor. He mamado las dos cosas de forma muy intensa con maestros como Güito, Manolete, Canales…, le quiero decir que he estado en sus compañías trabajando, con muchos artistas que han sido mis verdaderos maestros y me he llevado mucho de ellos, pero de una forma muy natural, y nunca voy a elegir. La gente si quiere elegir, que elija, a mí la verdad es que no me preocupa.

--¿Es consciente de que hay otros caminos que realmente comienzan en usted?, ¿le da vértigo?

--No siento vértigo porque me siento preparado, me siento fuerte físicamente, mi alma está preparada… me siento preparado para todo lo que me venga. No tengo miedo, ¿qué me salen las cosas bien? para mí eso es que pueda estar con mi compañía privada pudiendo trabajar, pudiendo dar trabajo, exponiendo mi arte, mis pensamientos, mis sentimientos…, me siento muy preparado y muy feliz.

--Y aquí, en El Corral de la Morería, feliz, ¿no?

--¡Esto es una maravilla! cuando se sentaron conmigo y me propusieron hacer un espectáculo específico para el Corral, me puse..., es un privilegio pero también es una responsabilidad..., yo recuerdo en las primeras reuniones con Blanca (Blanca del Rey, directora artística del Corral de la Morería) yo le decía que me lo tomaba con mucha responsabilidad, y aunque me gusta reírme, soy un ‘tío’ serio y veía la responsabilidad que tenía traer un espectáculo durante un mes…, ellos han puesto todo de su parte para que todo salga bien y me siento afortunado de que hayan confiado en mí, en mi idea.

--¿Y cómo se presenta el año?

--Terminé el año en Australia, en Tasmania en el el Museo Mona, algo súper especial porque se hizo junto a obras de arte contemporáneo y de pronto el flamenco allí..., ha sido como terminar el año y decir: ¡toma este regalo! Hasta el 17 de febrero aquí en el Corral, para después irme a Londres, Manchester..., con ‘Ímpetu’ El 6 y 7 de abril estreno espectáculo en Segovia: ‘Amator’¿Sabe? antes de terminar me gustaría destacar un video que hicimos el año pasado en Miami y que está nominado en varios Festivales. Está basado en ‘Ímpetu’, en todo el sentimiento que quiero expresar…, me gustaría que la gente lo viera… en https://jesus-carmona.com/video/impetus-flamencos-driving-force/

Pues dicho y hecho Jesús, un placer.