E l Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac), con sede en Badajoz, alberga desde este martes la muestra La violencia del destino, una exposición de dibujos y óleos de Juan Barjola (Torre de Miguel Sesmero, 1919; Madrid, 2004) que pertenecen a la colección de este espacio y que fueron donados al mismo por José Antonio Galea, hijo del artista.

La secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas, destacó en el acto de inauguración la importancia de este pintor, al que definió como «un autor fundamental en la plástica del siglo XX, no sólo extremeña, sino también nacional», según recoge un comunicado de la Junta.

Así lo señaló la responsable de Cultura en su visita a esta muestra, que podrá verse en la sala hasta finales de marzo, y en la que ha estado acompañada, entre otros, por el director del Meiac, Antonio Franco, así como por José Antonio Galea, hijo del artista y artífice de esta muestra, compuesta por más de un centenar de creaciones de carácter inédito, puesto que se trata de la primera vez en que son expuestas al público.

Junto a ellos, la muestra ofrece, además, una selección de obras pictóricas de Barjola pertenecientes a los fondos del museo.

Con ella, se pretende difundir y dar a conocer no solo la donación, sino también la figura y la obra de un autor de la talla de Barjola.

En 2016, Galea Fernández donó al museo 215 dibujos hechos en grafito y tinta china. La donación incluyó también las 33 obras que habían sido depositadas por el autor en 1995, con motivo de la inauguración de este museo.

Especialmente oportuna resulta la presentación de esta donación en este año, centenario del nacimiento del pintor en Torre de Miguel Sesmero lo que sirve de homenaje hacia uno de los creadores «más importantes» que ha dado Extremadura a la cultura artística contemporánea, subraya la nota.

se formó en Badajoz / Ya desde la infancia, en su entorno rural, Juan Barjola mostró sus primeras inquietudes artísticas. Inició su formación en Badajoz, en la Escuela de Artes y Oficios y de ahí pasó a Madrid, donde emprendió el camino definitivo de su carrera, con un empeño personal por asimilar la historia de la pintura que le lleva a dibujar en el Casón del Buen Retiro, el Circulo de Bellas Artes, a trabajar como copista en el Museo del Prado o a viajar al extranjero para conocer de primera mano las grandes obras de todos los tiempos.

«Barjola continúa la tradición hispánica del expresionismo y el desgarro presente en Velázquez, en Goya o en el Picasso de las Tauromaquias, que también cultivó él mismo con pasión», apuntó el Ejecutivo regional.

Pero también conjuga esa tradición con el lenguaje neofigurativo que caracteriza su trabajo y así, sin tenebrismos, sus pinturas están llenas de colorido y contrastes cromáticos, siendo en el grafismo gestual de sus dibujos y en la «compleja composición» en que Barjola los sitúa donde queda atrapada la angustia y el drama de sus personajes, ya sean estos perros o prostitutas, niñas o toreros.

Sus pinturas, habitadas por seres ambiguos y deformes, reflejan en sus formas distorsionadas los contrastes y desequilibrios que la sociedad genera. En su larga trayectoria artística se interesó por la libertad del color del fauvismo, la libertad del espacio del cubismo y la libertad de gesto del expresionismo.