Su discurso está cargado de ironía y de frases que rompen en sonrisa, pero de vez en cuando también habla en serio, como cuando asegura que se siente "un escritor residual" porque "la novela convencional ya no tiene sentido" y no sabe si asentarse "como dinosaurio" o hacerse un "lifting literario".

Mendoza, que afirma estar "un poco harto" de que le pregunten por esa "muerte de la novela" que vaticinó hace ya varios años, impartió esta semana el curso "Lecturas formativas o el arte de subir y bajar una escalera", organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde conversó de ésta y otras materias literarias con unos cincuenta alumnos.

"Es necesaria una renovación", mantiene, "y creo que un camino puede ser un híbrido entre periodismo y novela". "La esencia del primero es la verdad y del segundo la ficción, lo que da mucho juego para crear la duda al lector sobre si lo que se está contando es verdad o pura invención", explica. "Al estilo de Soldados de Salamina o también lo último de Javier Marías".