Tres novelas superventas, una versión televisiva y una trilogía cinematográfica suecas, una película americana... En la millonaria factoría Millennium solo faltaba el cómic. La icónica figura de la superdotada hacker punk Lisbeth Salander, moderna heroína surgida de la mente del prematuramente fallecido Stieg Larsson, renace bajo los sólidos pinceles del dibujante barcelonés Josep Homs. Dos años han pasado desde que en la Feria del libro de Fráncfort del 2011 los herederos legales de escritor y periodista sueco, su padre y su hermano, autorizaran la adaptación a la viñeta de su trilogía póstuma. Firmaron con DC Comics la publicación de una versión americana en Vértigo, otra en manga, y otra europea, con el aval de la editorial francobelga Dupuis, que encargó el trabajo a Homs (1975) y al guionista belga, afincado en Estocolmo Sylvain Runberg (1971). El resultado de este tándem, un cómic de aire bande dessinée concebido como obra de autor, ya está en las librerías, con los derechos vendidos a 12 países, entre ellos, Italia, Alemania, Brasil, Grecia, China, Japón, Dinamarca y Canadá.

Lejana ya la fiebre Larsson, el primer volumen de tres (el segundo, en octubre del 2014), Millennium I. Los hombres que no amaban a las mujeres (Planeta DeAgostini), recupera a una Salander con un renovado dragón tatuado en la espalda. "Es radicalmente opuesto al típico dragón japonés que tanto hemos visto. Es más inacabado, desdibujado, carcelario, hecho con líneas y semicircunferencias que se van cruzando", describe Homs, quien solo puso una condición para llevar a buen puerto la adaptación: "A nivel de dibujo, mi única imposición era que yo decidía, que yo elegía el estilo, cómo eran los personajes... En estos proyectos te pueden marcar y estar muy encima, pero los editores suecos de Larsson no pusieron pegas y les gustó el enfoque. Y aunque llegaron a insinuar que como homenaje al autor, el personaje de Mikael Blomkvist podría parecerse al escritor, afortunadamente se lo quitamos de la cabeza".

LISBETH, EL PUNTAL Así, perfilan seductor al periodista, que con la ayuda de Salander resuelve la desaparición de una joven heredera 44 años antes. "Busqué que fuera lo suficientemente atractivo como para que su éxito con las mujeres resultase creíble, aunque en las novelas su personaje es menos poderoso y carismático que el de Lisbeth. Con ella podría haber exagerado más su imagen pero pensamos que entonces nos saldría alguien demasiado preocupado por su aspecto físico y no es el caso. Ella es el puntal de la serie".

Homs, surgido de la inestimable cantera de la Escola Joso, se siente a gusto en el mercado francobelga, donde publicó El Angelus , con Frank Giroud (Norma), y al que accedió, pese a no ser ningún gran lector de superhéroes, tras tres años en el circuito estadounidense. "El ritmo y la forma de trabajo más industrial de producción no me convencía y no sentía que el cómic fuera obra mía, pero aprendí mucho".

La intención de Homs y Runberg, que se reunieron en Estocolmo y recorrieron la ruta Millennium, tomando fotos para recrear los escenarios, era que el cómic "funcionara por sí solo, sin necesidad de haber leído los libros ni visto las películas". El dibujante, aunque antes de recibir el encargo había visto la trilogía sueca, protagonizada por Noomi Rapace, evitó luego ver la cinta de David Fincher, con Daniel Craig y Rooney Mara. "No quería intoxicarme ni que ningún personaje se pareciera a los del cine. Nos basamos en los libros, en su espíritu. Aunque para mostrar en lenguaje cómic cómo son y qué relaciones mantienen los personajes inventamos secuencias". Como las que intercalan de un asesino con sus víctimas, que junto con las de Lisbeth son las que mejor muestran la violencia contra las mujeres que tanto denunció Larsson. "Esas escenas tan oscuras no han sido fáciles --admite--. Para enfatizar el dramatismo abusé de los claroscuros. Profundicé más en el blanco y negro con la tinta. Y el color me sirvió para crear atmósferas". La atmósfera Millennium .